Gran congreso de Podemos este pasado fin de semana. Como siempre, el neocomunismo de Pablito Iglesias es contra alguien, no a favor de algo, porque, así, entre nosotros, este chico, el Pablito tiene poco que ofrecer. En este caso, los insultos iban contra Yolanda Díaz y ahí, en la difamación, don Pablo siempre acierta: le ha calificado de 'narcisista'. La mejor de las injurias, porque es cierta.
Discrepo de Luis María Ansón cuando asegura que Pablo Iglesias es un hombre inteligente. Yo lo que le veo en Iglesias es un personaje con una mala leche de kilo, pero ser un cabrito con lunares verdes y vistas a la calle, no implica inteligencia.
Lo que sí estoy dispuesto es a aceptar de mi maestro don Luis María, tiene razón cuando afirma que es más inteligente que las nuevas lideresas de Podemos, Ione Belarra, la presidenta e Irene Montero, la candidata, 'dos amigas de la Facu' que se lanzan continuos ditirambos, la una a la otra y la otra a la una, así que, hoy por ti mañana por mi, continúan alimentando su aura mientras pronuncian las más solemnes chorradas.
Ione es una maravilla: es tan superficial que se cree lo que dice e insulta sin levantar la voz. Irene Montero es otra cosa: es la verdulera perfecta. No piensa mucho, pero habla muy deprisa y enlaza bien las frases. Jamás entra en el fondo de la cuestión, sólo apela a los sentimientos. Y, sobre todo, es el tipo de persona que jamás cede, que siempre considera tener la razón, que nunca cambiará y que cuando alguien le demuestra la falsedad de sus argumentos, sencillamente cambia de tema.
Y este par de pavas, ni el ególatra de Pablo Iglesias resultaríaa preocupante, si no fuera porque Sánchez les llevó al Gobierno y ahí perpetraron sus tropelías: aborto, transexualidad, eutanasia...
Y esto sí que es grave. Con Podemos o con Sumar la degradación española se acentuó con este neocomunismo podemita o sumarita. Pero recuerden, el neocomunismo no es lucha de clases, es gender, que es mucho peor porque no pone en solfa la lucha entre el rico y el pobre sino entre la existencia y el homicidio.
