Cumbre hispano-palestina, en Madrid. Pedro, el de las Mercedes, ha prometido 75 millones de euros durante los próximos dos años para el Estado palestino, que él reconoce junto a unos pocos países más... nada más. La verdad es que no creo que con ese dinero puedan hacer mucho los palestinos, que entre Gaza y Cisjordania superan los 5 millones de habitantes. Pero nuestro presidente del gobierno es un experto en repartir limosnas, con el dinero de los demás, por supuesto pero, aún así, con cicatería y, vender el reparto de limosnas con muchísima generosidad.

Estamos al fondo de la cuestión. La cumbre hispano-palestina ha vendido, nuevamente, la cuestión de los dos Estados, el judío y el musulmán. 

Ahora bien, esta venta no deja de ser una gran estafa. Recordemos que no sólo hay dos religiones sino tres, precisamente, por eso Jerusalén es conocida como la ciudad de las tres religiones. Al parecer, siempre nos olvidamos de los cristianos y siempre nos olvidamos de que la cuestión jerosolimitana nunca podrá resolverse si no es permitiendo que la actual capital de Israel sea una ciudad abierta, donde los fieles de los tres credos puedan practicar su religión con libertad. 

Pero es que, además, resulta que la solución de los dos Estados es la que los palestinos han negado... ¡desde 1948! La misma noche en que la ONU decidía la partición de Tierra Santa en dos Estados, allá por 1948, partición aceptada por los judíos, los palestinos avanzaban el ataque para exterminar a los judíos, con el entusiasta propósito de echarles al mar. Lo que ocurre es que no lo han conseguido porque han perdido todas las guerras, pero es un pueblo que ha luchado por su subsistencia. Por tanto, que ahora Pedro Sánchez nos salga con los dos Estados como si fuera una justa reclamación de los palestinos, es cosa de chiste.

Repugnante exhibición anti-judía de RTVE, mostrando imágenes no identificadas que demostrarían que Netanyahu es un... "genocida"

La primera cumbre hispano-palestina ha resultado un paripé de mucho cuidado. Eso sí, dentro de ese paripé resulta especialmente repugnante la labor de los medios de Sánchez, los tabloides poderosos, y sobre todo RTVE, y al mando del inefable José Pablo López, dedicada toda la jornada a sacar imágenes, sin identificar, para apoyar la tesis de que Netanyahu es un genocida, de que los judíos de hoy son los nazis de ayer y los palestinos las víctimas de hoy. Naturalmente, todo ello montado sobre la última nota de la Corte Penal Internacional, que ha dictado orden de arresto contra el Primer Ministro israelí, por crímenes de guerra. ¡A bodas me convidan!, pensó la tele de Sánchez. 

Ni que decir tiene que conviene recordar que si mueren tantos niños y tantas mujeres palestinas en Gaza, es porque sus padres y esposos les utilizan como escudos humanos. Los gazaríes no hacen otra cosa que guerra terrorista: primero golpean a traición y luego corren a esconderse detrás de sus propios hijos, que les sirven de escudo.

Lo digo yo, que no siento ninguna simpatía por Benjamín Netanyahu, aunque sí por el pueblo judío, nuestros hermanos mayores en la fe. Y no siento ninguna simpatía por Netanyahu porque, antes que judío, le considero sionista. Y a mí eso no me sirve.

Ahora bien, Netanyahu no es un genocida ni los israelíes quieren exterminar a los palestinos, es justamente al revés.