En las grandes cumbres, donde están presentes un centenar de países, opera la Ley de Parkinson sobre las instituciones: todo organismo público es inversamente proporcional al número de funcionarios que trabajan en sus dependencias. Con las cumbres políticas ocurre algo parecido: su eficacia es inversamente proporcional al número de participantes... y esta era una conferencia masiva. 

En la reciente Cumbre sobre la paz en ucrania, celebrada en Suiza, donde participaron 80 gobiernos, aunque no Rusia ni China, 12 se negaron a firmar la declaración conjunta final. Entre ellos, nada menos que India, Brasil y Sudáfrica, es decir, aquellos que, junto a la condenada Rusia y a la ausente China, forman los Brics, el nuevo anti-Occidente, el nuevo comunismo, más el neocomunista y violento México de López Obrador, también han apostado por el 'no'.

Es un no al G-7, que también expulsó a Rusia de su seno, es un no al Occidente cristiano (al menos al cristianismo fundador de Occidente, que ahora al abandonar a Cristo, sufre una crisis de identidad) y es un no, razonado, al sistema de guerra de Ucrania, consistente en que Occidente pone las armas y los ucranianos ponen los muertos. Vamos, que la Conferencia de paz sobre Ucrania ha fracasado.

A partir de aquí, Emmanuel 'Lolito' Macron, la macedonia mental de Joe Biden, el mayor hortera del mundo, de nombre Justin Trudeau o el derrotado en vista previa, Olaf Scholz, no se han sabido atraer, a lo peor ni lo han intentado a Vladimir Putin -que es un poco bestia, ciertamente, pero no es un tonto progre occidental, ergo no dice tonterías- y Rusia se ha ido con China. Entre esto, y tras la deserción de Occidente respecto a Cristo, ya sólo cabe una pregunta: ¿quiénes somos los nuestros?

Entre los líderes que en este momento rigen Europa y América y tras la deserción de Occidente respecto a Cristo, ya sólo cabe una pregunta: ¿quiénes somos los nuestros?

¿Y respecto a Ucrania? Pues en Ucrania sólo cabe una salida: negociar la paz ente Kiev y Moscú. Putin, una vez más, se ha adelantado a Occidente: propone un acuerdo de paz sometido a que Rusia se mantenga en el este de Ucrania y a que Ucrania no entre en la OTAN. Inadmisible, sí, porque fue él quien invadió pero se trata, como en toda negociación, de un punto de partida. No sentarse a la mesa de negociación porque Zelensky pretende una paz impuesta, sin tan siquiera hablar de ello... no parece muy inteligente.

Todavía es posible hacer que Rusia regrese de Oriente, de China, de los Brics. La otra alternativa es la guerra total.