Davos, capital mundial de la censura... del Nuevo Orden Mundial. En paralelo, la ONU habla del imperio de la impunidad: ¡cuidado con lo que dices!
"A la ausencia de crítica le llamaremos felicidad", titulaba hoy el siempre lúcido Navarra Confidencial.
Y es que en Davos 2024 ya no se habla -bueno, Sánchez sí- ni de feminismo, ni de ecologismo, ni de capitalismo y socialismo. Mejor dicho, se repite todo eso, un tópico tras otro, pero ahora se prioriza uno de los nuevos valores de la modernidad: los bulos y las 'fake news' que, según Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, es lo que más preocupa hoy a las empresas en todo el mundo mundial (sic).
En resumen, Davos se ha convertido, en la presente edición 2024, en la capital mundial de la censura... del Nuevo Orden Mundial (NOM). La censura elevada a uno de los valores de Occidente, bajo aquella tautología genial que soltara el socialista Enrique Barón: Se puede decir de todo pero hay cosas que no se pueden decir.
El monclovita tiene más prestigio fuera de España que dentro. El NOM le considera uno de los suyos, sin embargo, en España le abuchean. Con las empresas, lo mismo: Sánchez se deja ver, feliz, con las multinacionales, al tiempo que ataca a los empresarios españoles
En paralelo, la ONU habla del imperio de la impunidad, en boca del inefable Antonio Guterres. Vamos que: ¡cuidado con lo que dices!
Vamos con los bulos reales, el del denuncia-bulos Pedro Sánchez, en su alocución ante el pleno de Davos: Sánchez presentó a España, el país con más paro de toda la OCDE, como un milagro económico. Y sin despeinarse.
Más bulos. Con las empresas españolas, Sánchez sólo acepta una relación de control. Por ejemplo, Telefónica. Lo hace por la ciberseguridad, es decir, por seguridad nacional, naturalmente.
Hay que reconocer que el monclovita tiene más prestigio fuera de España que dentro. El NOM le considera uno de los suyos, sin embargo, en España le abuchean. Con las empresas, lo mismo: Sánchez se deja ver, feliz, con las multinacionales, al tiempo que ataca a los empresarios españoles, aunquen ahora habla de colaboración público privada. Precisamente él, un tipo al que yo no le dejaría ni gestionar una mercería.
Con las empresas españolas, Sánchez sólo acepta una relación de control. Por ejemplo, Telefónica. Él dice que entrará en su accionariado por la ciberseguridad, es decir, por seguridad nacional, naturalmente.
Es el Davos del bulo, y ya saben que los denunciadores de bulos son los principales hacedores de bulos.