Nicolás Maduro se ha pasado tantos pueblos que hasta los suyos han vuelto contra él. Justo en el momento en el que Rodríguez Zapatero, desde lo más alto del podio, apoyaba al dictador venezolano, como asesor cobrante de la tiranía, pretendía convertirse, en España, en el relevo de  un Pedro Sánchez acosado por sus propios y constantes errores y horrores. Pues bien, ahora ZP, el reserva de oro se queda, no en el banquillo, sino en el vestuario. ZP está escondido y por el momento lo mejor es que continúe así.