Los Reyes Magos no son una broma: primero porque sí existieron y existen, no como Papa Noel, que se inspira en San Nicolás… aunque el pobre obispo Nicolás poco tenga que ver con la figura de comercial de Papa Noel. 

En cualquier caso, los Reyes Magos representan la ampliación de la salvación a toda la humanidad, desbordando el estrecho cauce del pueblo hebreo: hoy unos 15 millones en todo el mundo frente a una humanidad de casi 8.000 millones de seres. El que quiera saber más sobre los Magos, que consulte los libros de la beata Ana Catalina Emmerich.

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No sabemos si eran reyes, si eran magos (astrónomos o astrólogos, o ambas cosas a la vez.) Hoy no sabemos si eran tres, cuatro o 25. Si se puso ese número fue por la manifestación de Cristo (Epifanía) a todo el género humano. Dios ya no se rebela a los hebreos sino al conjunto de los gentiles y de ahí la importancia de San Pablo, el apóstol de los Gentiles, en el Nuevo Testamento. Y así, Melchor representa a los occidentales, el más moreno, Gaspar, a los orientales y Baltasar a los negros (perdón afrodescendientes). 

Por tanto, si los Magos existieron lo lógico es que la tradición responda a su figura histórica, que no cambie cosas, que no destroce la personalidad de la conmemoración. En todo caso, añadir, nunca sustituir, y aún eso con cuidado. Recuerden que todo lo que no es tradición, es plagio. 

Por todo lo anterior, digo que la Cabalgata de la población periférica de Boadilla del Monte, en el suroeste de Madrid, le dio lecciones a la capital, una más, en la Cabalgata de Reyes del pasado día 5. 

Ejemplos, a miles. No se entiende la historia de los Magos sin camellos. Y así, mientras que en Madrid, el modernismo -sí, también el alcalde madrileño del PP es un modernista de derechas, aunque no tan progre como Manuela Carmena- prohibe que desfilen animales, en Boadilla sí que lo hacen: los camellos de sus Majestades, por supuesto, además de ocas, ovejas y burros, como corresponde a cualquier representación navideña o belenista.

Además, en lugar de anuncios comerciales, que en eso se ha convertido la cabalgata de Madrid, así como en una muestra de feísmo o de series infantiles de metacrilato, por Boadilla desfilaron estrellas de Belén, romanos, egipcios, judíos… todo lo que realmente tenía que ver con la fiesta cristiana que se celebraba. 

Cuando se trata de tradición, no cambies ni innoves. En tal caso, añade… pero sólo ramas y flores que tengan que ver con el árbol que conmemoras.

Un año más, Boadilla del Monte se impuso a Madrid, por goleada.