La crisis sanitaria que está provocando el coronavirus, con histeria y alarma social incluidas, tiene otra consecuencia que merece destacarse: la tiranía digital se impone ante el miedo a morir de la población… Como decíamos ayer, todo sea por la salud y la seguridad, claro está, dos aspectos que justifican prácticamente todo.

Buen ejemplo de ello se encuentra en Corea del Sur, donde en total hay más de 7.800 casos. Sin embargo, las autoridades presumen de haber reducido el ritmo de nuevos infectados, gracias a la realización de decenas de miles de pruebas y a una aplicación móvil con GPS que controla a las personas puestas en cuarentena.

Los métodos surcoreanos suponen una amenaza más al derecho a la privacidad... aunque estén demostrando su eficacia frente al colapso del 112 en España

En concreto, los surcoreanos que tengan síntomas, pueden registrar sus datos en la app y pedir cita para un test, que se les hace en un lugar despejado sin salir de su coche y con un sanitario perfectamente aislado. 24 horas después, el ciudadano recibe el resultado y si da positivo en coronavirus, se le exige una cuarentena en su casa. Ojo, porque las autoridades, gracias al GPS de la app, vigilarán que se cumple la cuarentena (si se tiene que romper por motivos excepcionales, se debe pedir una autorización… y en caso de no tenerla, habrá multa).

Y claro, los surcoreanos se muestran sumisos y obedecen esta tiranía digital… que se hace en pro de su salud y de su seguridad. Sin embargo, aunque los métodos de ese país están demostrando eficacia y no colapsan los teléfonos de emergencias (como ha pasado en España con el caso del 112), son una amenaza más al derecho a la privacidad.

Vivimos ya en una sociedad bastante vigilados, como en la novela de Orwell, pero ahora todos llevamos un espía en nuestro bolsillo: nuestro ‘smartphone’

Y además, no hay que olvidar que vivimos ya en una sociedad donde somos bastante vigilados, lo que recuerda al famoso personaje del Gran Hermano de la novela 1984 de George Orwell: todos llevamos un espía en nuestro bolsillo, nuestro smartphone, como ha recordado en más de una ocasión el coronel del Ejército de Tierra y experto en geopolítica Pedro Baños, por ejemplo, el pasado septiembre en su programa televisivo, donde se recordaba que “los fabricantes de móviles están instalando softwares inadvertidamente en los móviles que compramos”, los cuales envían información del usuario aunque este no haya dado permiso.