- Pablo Iglesias, orgulloso y mentiroso.
- No le preguntes por Venezuela: es capcioso.
- El problema no es negociar con Venezuela, Arabia Saudí, Marruecos, el problema es doblegarse ante el dinero.
A
Pablo Iglesias le han aconsejado que oculte su soberbia. No puede, porque el orgullo -es lo malo que tiene tan feo vicio- no puede contenerse. Si pudiera hacerlo, no sería orgullo.
Por eso le molesta mucho que le recuerden su amor por
Hugo Chávez -que no por
Manuel Chaves- y por el régimen bolivariano y tiene siempre la respuesta, tonta respuesta, preparada: "Rechazo cualquier tipo de autoritarismo".
La soberbia se deja ver,
no en la altanería, sino en la susceptibilidad y en el rencor. Por eso, tras la sosería pronunciada,
pasa al ataque y acusa a la periodista que ha osado insistir en el asunto,
de no preguntarle por otros países como
Arabia Saudí o Marruecos, con los que tenemos tratos comerciales patrocinados por la Monarquía española.
En primer lugar, porque la pregunta de la periodista,
Maite Alcaraz, era pertinente: Podemos,
69 diputados, no lloró por la muerte del Rey de Arabia Saudí pero sí por la del dictador Hugo Chávez. El analista
Errejón lloraba a lágrima viva mientras Monedero, recio en el dolor, soportaba la tristeza. Así que
a Podemos hay que preguntarle por Venezuela no por Marruecos ni por Arabia Saudí.
Por otra parte,
la Monarquía española no patrocina a las empresas que invierten en el Golfo. En tal caso será al revés, sería bastante peor. Por de pronto,
Juan Carlos I,
rey emérito, les está ayudando a que los golfos del Golfo Pérsico les paguen lo que les deben.
Pero
esa no es la cuestión: la cuestión no es si comercias con una dictadura (hombre salvo que le vendas armas)
sino cuando dejas de hablar en defensa de las libertades por mucho que comercies con ellos o cuando la ganancia te olvida a hacer lo que no debes.
A partir de ahí comienza el rosario de opiniones expresadas en calidad de evidencias pero que se quedan en
tautologías. Ejemplo: asegura Iglesias que "
el IVA es el impuesto más injusto". No hombre no, es al revés, el
IVA hace que a la gente se la juzgue por lo que gasta,
no por lo que gana. Mucho más justo.
Luego confunde la gimnasia con la magnesia,
la presión fiscal con el esfuerzo fiscal y, finalmente, le sale el comunista que llevo dentro, siempre pendiente de imponer, más que de proponer: más
inspectores de Hacienda para perseguir el
fraude de los ricos. Bueno, a lo mejor en eso
Cristóbal Montoro está de acuerdo.
En suma, el espléndido discurso de
Podemos nos lleva al bucólico universo del reparto de la miseria. Eso sí, justamente repartida.
En cualquier caso, Pablete, tú soberbia, ¿de qué?
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com