Ya saben en qué consiste eso que llamamos progresismo: abajo los curas y arriba las faldas. 

Por un lado, nada es verdad ni nada es mentira… así que esos católicos que dicen sentirse en posesión de la verdad (los católicos, y cualquier que tenga sentido común) son nuestros enemigos.

Y así, no me sorprende, pero sí me asombra, que los progresistas Pedro Sánchez y Pablo Iglesias consideren que ellos sólo son eso, progresistas, mientras el PP y Vox (sí, también el PP) son de ultraderecha, unos auténticos fascistas.

Incluso, con la cursilería que le caracteriza, Pablo Iglesias ha lanzado su alerta antifascista, llamado que, si no fuera tan hortera, resultaría preocupante, porque supone galvanizar a las masas y eso, especialmente en partidos repletos de gente tan majadera como la de Podemos, puede acabar en violencia. 

Pero lo más curioso es esto: Podemos no es otra cosa que comunismo bolivariano, pero no ultra, faltaría más. Y constituyen la tercera fuerza parlamentaria del país. Sin embargo, Vox, que ha conseguido 12 diputados en un parlamento regional, es fascista y anticonstitucional.

Pero el peligro es el fascismo de Vox. Y nuestros tertulianos lo repiten como loros. Y, por supuesto, nadie dice que Podemos sea de extrema izquierda. Sin embargo, Vox sí es de ultraderecha. Curioso.