Eucaristía. La eternidad se queda corta para la gratitud
Y ya ni tan siquiera sabemos por qué odiamos ni en nombre de qué. El español es una criatura demasiado aturdida como para reflexionar.
Nuevo mensaje de Cristo a Margarita del Llano. Sí, la licenciada en filología –aunque ejerce como ama de casa- que recibe mensajes de Cristo y de Santa María. Y sí, yo creo en su rectitud de intención, no la considero una impostora, ni una iluminada, del mismo que no lo creen los hombres de fe y teólogos que le rodean.
Este es el mensaje completo, soltado en la festividad de San Ignacio. Un mensaje con carácter de urgencia, referido, una vez más al peligro de guerra civil en España, peligro que no ha desaparecido.
No se trata de una guerra de dos bandos, sino de todos contra todos
Por ejemplo: “es verdad que planean, que está preparada una guerra civil en España. Lo de ‘los dos bandos’ es una excusa, porque no hay tales. Actualmente no hay dos bandos definidos, sino un popurrí de ‘totum revolutum’ puesto entre vosotros, de intereses diversos, de motivaciones varias, de corazones divididos entre vosotros y dentro de vosotros mismos”.
Vamos que no estamos ante una guerra civil de rojos contra fachas, entre otras cosas porque cualquier analista político español concluye que hay dos bandos ideológicos en la España del siglo XXI: los progres de izquierda y los progres de derecha. Ambos muy alejados de una cosmovisión cristiana de la existencia.
En cualquier caso, una guerra de todos con todos (eso es lo que nos cuesta entender) no una guerra de trincheras como en el 36, sino una guerra de todos contra todos. Porque eso es lo que resulta más curioso: no sabemos en qué bando estamos, pero sí sabemos que la mala leche crece por semanas en España.
El momento es crítico, porque el odio a Cristo y al vecino no dejan de crecer
¿Y por qué? Porque España ha dejado de ser católica. Esto es, ha perdido su ser. La fe era lo que ‘centraba’ a España, así que ahora, perdida la fe, los españoles andamos ligeramente descentrados.
La solución, el refugio, ante ese odio generalizado entre españoles, está en la Eucaristía, cada día más profanada en España. La última, en Elda (Alicante). Vivimos una era de profanación continúa de la Eucaristía, de sacrilegio cotidiano que, además, a la gran mayoría de españoles parece importarle un pimiento.
Pero el mensaje de Marga continúa, son dos los sagrarios profanados: el sagrario materno, con el holocausto silencioso de todos los tipos de aborto y le sagrario eucarístico, verdadera obsesión satánica.
Y no es casualidad que esa aversión sin sentido corra parejo a las profanaciones continuas de la Eucaristía
Aquí no me vale asegurar que, para seguir el sacrilegio cotidiano creciente, basta con leer el periódico porque la mayoría de los sacrilegios sencillamente no se publican.
Volvamos al peligro de guerra civil al que se enfrenta España, una guerra que puede ser evitada. España necesita volver, no ya a la fe, sino a la Eucaristía, la gran muestra de amor de Dios a los hombres. Defender a Cristo y desagraviar a Cristo. Todo lo demás, también la justicia social, llegará por sí solo.
Pero el momento es crítico, porque el odio a Cristo y al prójimo no deja de crecer. Y ya ni tan siquiera sabemos por qué odiamos ni en nombre de qué. El español es una criatura demasiado aturdida como para reflexionar.