Sin débito conyugal el mejor matrimonio es el que no existe
Ocurrió en Francia, una esposa demanda al Estado francés porque los jueces le obligan a cumplir el débito conyugal.
En pocas palabras, el juez del divorcio incluyó la obligación de que la señora cumpliera el débito conyugal con su marido. Para que quede claro: cumplir con la obligación de todo esposo y esposa con los deberes de convivencia sexual cuando su cónyuge lo reclame.
El “sólo sí es sí” es solemnizar lo obvio. Es decir, una grandísima memez. Con el “yo sí te creo, hermana” poco ayudamos a la hermana y mucho condicionamos al juez
Sí, tanto en el matrimonio civil como en el canónico, varón y mujer se comprometen tanto a la fidelidad como a la sexualidad. El sexo en el matrimonio es un derecho recibirlo y un deber otorgarlo… dentro de los límites que impone el sentido común, para casos de enfermedad, etc.
Pero como el feminismo confunde sumisión con servicio y contrato con donación, además de la gimnasia con la magnesia, resulta que también niega el débito conyugal. Es como la tontuna de Irene, la de “sólo el sí es sí”, como si el coito fuese la consecuencia de una negociación con la correspondiente puesta por escrito y otorgamiento activo. O como aquella meme irónica de un señora que confesaba: anda pues yo nunca he pronunciado un sí antes de una relación sexual. A ver si es que me han estado violando y no me había enterado.
Si se suprime el débito conyugal no estoy muy seguro de que no debiera suprimirse el matrimonio. Que el Estado no case a nadie, cada uno que se case según contrato previo pactado entre las partes donde se especifiquen los derechos y os deberes de los contrayentes. Todo por escrito y ante notario: si el matrimonio es abierto o cerrado, el poliamor, si hay hijos o no, etc, etc, etc. La cosa iba a resultar divertidísima.
Y si no, que no se suprima ni la obligación de fidelidad, ni el débito conyugal, ni la apertura a la vida, que es la primera razón de ser del matrimonio desde que se inventó la civilización hasta aquí.
Cuando te comprometes en matrimonio, enfrente hay una criatura, él o ella… que tampoco quiere que le hagan daño
Sin débito conyugal yo apuesto por el amor libre y/o poliamor. A fin de cuentas, en la variedad está el gusto.
Sin coñas: no fuerces las cosas o las cosas te forzarán a ti. Y, ante todo, no olvides que cuando te comprometes en matrimonio, enfrente hay una criatura, él o ella, que tampoco quiere que le hagan daño. ¿Y en un simple ligoteo? Lo mismo.