Las anteojeras verdes con las que funciona el Gobierno, adicto a la secta climática, no presagiaba mucho bueno, más bien nada. 

Hablo de la Estrategia del Agua aprobada en el Consejo de Ministros del martes 19. Otro documento vacío, ni bueno ni malo, tan anodino, que más parece inexistente.

Y el caso es que se trata de uno de los grandes problemas de un país seco como España. La desertización de España sólo se podrá conseguir con una reforestación y ampliación de cultivos (el aprovechamiento de la tierra por el hombre no es antiecológico, sino todo lo contrario) y, atención, con desalación de agua. 

Ahora bien, para desalar agua de mar se necesita mucha energía, y la más indicada es la energía más intensiva que poseemos, la energía nuclear. Pero claro, esto tampoco le gusta al Gobierno.