El papa Francisco propone un jubileo de deuda
En el mensaje de Navidad, el Papa Francisco habló como de pasada de un jubileo de deuda -es decir, de condonación- para los países pobres. Claro que en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero, ha resultado mucho más que una alusión, el Santo Padre aboga por la condonación de la deuda pura y dura. Pasen y lean.
De entrada, cuidado, Santidad, que como se entere Sánchez le toma la idea de inmediato pero ligeramente modificada en su favor: es capaz de decretar que su Gobierno, representante de los pobres del mundo, queda exento de pagar los bonos españoles a sus legítimos titulares. Esto es: jubileo de deuda pública, la que tiene que pagar él, pero ojo, no del pago de impuestos públicos, que es lo que pagamos todos los españoles.
Vamos, que el Gobierno dejaría de pagar lo que debe a los españoles pero los españoles seguirían pagando al Gobierno lo que este les impone. Un jubileo progresista. Y todo ello, en nombre de la democracia, naturalmente.
En serio, hablemos de la alusión del Papa a un jubileo de deuda pública para los países pobres. Ciertamente, y claro que se puede pedir la condonación de la deuda a los pobres, pero, ojo, no a cambio de nada porque eso nunca funciona. Por ejemplo, tanto el FMI como los acreedores privados podrían condonar deuda a cambio de que el gobierno condonado adoptara las medidas económicas que le imponga el condonador, empezando por una: usted sólo gastará lo que ingrese, ni un euro más. Eso significaría la caída de muchos gobiernos, sobre todo de los malos gobiernos.
Ahora bien, Santidad, perdonar sin condiciones de seriedad contable, no. Entre otras cosas: ¿quién le dice que no volverán a endeudarse en cuanto acabe el jubileo 2025, el de la condonación?