Alberto González Amador más conocido como el novio de Ayuso, no es un "delincuente confeso" tal y como no han dejado de repetir Pedro Sánchez y todos y cada uno de sus ministros. Pues bien, dice el Tribunal Supremo que no es un delincuente confeso y que llamarle eso atenta contra su reputación. 

Además de que aún no hay condena firme, el asunto nos lleva a una cuestión más de fondo y que es cómo funciona Hacienda. El fisco se acerca a cualquiera y él dice que no tiene que pagar una cantida X. Esté o no de acuerdo con el dictamen, que generalmente no lo está, si el contribuyente se resiste, Hacienda le advierte que puede acabar en los tribunales, lo que supondrá pagar aún más y las posibles consecuencia penales.

Naturalmente, el contribuyente opta por rendirse y pactar un pago, esté o no de acuerdo con Hacienda. Esto es lo que le ha ocurrido al... novio de Ayuso. 

Por ejemplo, hemos vivido este caso con numerosos futbolistas. La mayoría de ellos cedió para que Hacienda les dejara en paz: ahora bien, alguno se resistió arriesgándose a que le exigieran más dinero. Fue el caso de Xabi Alonso, el internacional del Real Madrid y de la Selección, que ahora entrena al Bayern 04 Leverkusen: se negó a pactar con Hacienda, se marchó a los tribunales... ¡y ganó! Un aplauso para él.