Rodríguez en los altercados de La Laguna (Tenerife) en enero de 2014
Interesante twit de Toni Cantó. En efecto, hay que elegir entre creer a la ministra Belarra o creer a tus ojos. O, como decía Chesterton: los hay que creerían antes más a los periódicos que resumen lo que dicen los testigos que a los propios testigos.
Aunque el universo socio-podemita se parece aun más al chiste del irlandés a quien un testigo presencial acusa de asesinato: Señoría -respondió el reo- este testimonio no vale nada. Yo puedo presentarle a mil testigos que no me vieron cometer el asesinato.
En cualquier caso, lo que llama la atención del caso de Alberto Rodríguez es la impunidad de la izquierda. Podemos -y el PSOE- comenzó afirmando que la sola imputación judicial debería llevar a un político a dimitir. El diputado Rodriguez ha sido condenado por el Tribunal Supremo y no dimitió e incluso ha amenazado con querellarse contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, quien finalmente decidió cumplir con su obligación obedecer al alto tribunal.
Naturalmente, arrepentimiento ninguno.
Y cuidado que lo de Iñigo Errejón también va de coces.