Los métodos con los que Pedro Sánchez quiere acabar con la prensa independiente, sobre todo la prensa pequeña de Internet, tienen tres vías:

1.Cesurar a través de Google, perdón a través de los verificadores que ofrecen a Google, verdadero verdugo de la prensa libre (parásito, ladrón y censor, todo a un tiempo) para que una crónica que no convenza al poder, todo artículo políticamente incorrecto, sobre todo si su raíz es cristiana, pase de la pantalla 1 a la 10, donde nadie la leerá.

Ahora bien, el Ejecutivo tiene otra formas de atacar. Para mí, quien mejor ha explicado la noticia de la propuesta de ley presentada en el congreso por la podemita Ione Belarra para cerrar la prensa crítica es La Razón.,que aunque no se lo crean, el ideario sanchista es tan pobre que con sus cinco diputados. Podemos aún tiene ideas que pueden ser impulsadas por el PSOE, siempre a la búsqueda de una nueva iniciativa, por muy estúpida que sea. Se trata de obligar a los periodistas a dar cuenta de su patrimonio... como si hubiera periodistas ricos. 

2.El Gobierno también está ejecutando -sí ya lo está ejecutando- otra vía para esclavizar a la prensa libre: presionar a los anunciantes para que asfixien económicamente a los medios independientes, generalmente pequeños, a los que la ministra portavoz del Gobierno ya alude como los "tabloides de Internet". Naturalmente, siempre habrá publicidad para los amigos del Gobierno. Y en el oligopolio de los señores de la prensa... ¡todos son amigos del Gobierno!

La excusa lógicamente, es que estos medios son los hacedores de bulos.

3.Los delitos de odio, 510 del Código Penal, el más peligroso de todos, porque no sólo afecta a la libertad de prensa sino a la libertad de expresión. Porque de la investigación de los ingresos de los editores pequeños sólo sabrán una respuesta: que están a la cuarta pregunta. Nadie se hace millonarios como periodista. pero si se acusa a alguien de odio, bajo pena de cuatro años de cárcel, podrás imponerle todos los tópicos y, aún cuando no se los crea, no lo podrá decir ni escribir... bajo pena de prisión.