José Ramón Ayllón publica Orígenes contra ese ateísmo práctico, romo, primario, que supone nada menos que la filosofía imperante en el siglo XXI
José Ramón Ayllón publica Orígenes contra ese ateísmo práctico, romo, primario, que supone nada menos que la filosofía imperante en el siglo XXI.
Y lo curioso es que la pretendida lucha entre razón y fe impresiona tanto a una mirada superficial, sin esfuerzo, como decepciona a quien se toma la molestia de entender de qué estamos hablando. No existe tal contradicción entre razón y fe, entre ciencia y religión. Y cualquiera puede entenderlo, que cuando se trata de conocer el sentido de la existencia, lo mismo vale el teólogo que el carbonero. Aquel tiene más datos pero también más prejuicios.
Como decía Chesterton, y Ayllón es otro admirador de Chesterton, no hay oposición entre razón y fe porque la razón es una cuestión de fe. No, no es una paradoja brillante, es una realidad plausible y de lo más sensata: creemos en una teoría científica por la confianza que depositamos en el hombre de ciencia que la emite (y menudos chascos nos llevamos); creemos en Dios por la confianza en la palabra de un hombre que existió hace 2.000 años en tierras de Palestina (Israel, para que no se enfaden mis amigos judíos). Es la misma cosa y, sobre todo, es el mismo método.
Y cuando se aplica esa mirada sensata, que no superficial, descubrimos que la teoría de la evolución de Darwin ha evolucionado y ya no significa lo que sus primeros seguidores defendieron y esparcieron por el mundo, desgraciadamente, con notable éxito. El darwinismo, que no Darwin, fue impugnado por la Iglesia, a finales del siglo XIX, porque los discípulos de Darwin manipularon su teoría para poder prescindir de Dios. A comienzos del XXI, como recuerda Ayllón, ha sido el propio Darwin quien ha resultado impugnado por la propia ciencia.
En cualquier caso, lean la entrevista adjunta, corta y enjundiosa, con José Ramón Ayllón, obra del colaborador de Hispanidad, Humberto Pérez Tomé. No es de Hispanidad, nos la remite la propia editorial pero resulta breve y enjundiosa. De Ayllón sólo diré que es un tipo lúcido... como pocos pensadores habrá en este momento en España. Espero que su obra no llegue demasiado tarde.
Y sobre el título de la obra, recuerden: lo original no es lo diferente: es lo que se atiene al origen.