Sumar ya tiene una nueva frontera. No se trata de llegar a la luna, que en la luna siempre han estado: consiste en fijar por ley que la edad para votar descienda desde los 18 años de ahroa mismo hasta los 16. 

Ahora bien, en su último barómetro según el CIS, y la portavoz del Gobierno, doña Pilar Alegría, ha andado cerca del soponcio, asegura, con la autoridad de Tezanos que los jóvenes de hoy son unos fascistoides que tiran a Vox.

A ver si le va a suceder a la izquierda lo mismo que le ocurrió durante la II República: se empeñaron, feministas ellos, en que votaran las mujeres y, de repente, cayeron en la cuenta de que casi todas ellas iban a votar a la derecha. Y claro, eso no puede ser.

Así funciona el pensamiento progresista: primero concluye y luego viaja hacia atrás para decidir las premisas con las que llegar a esa conclusión. El voto femenino es deseable si las mujeres me votan a mí, si no, no. Además, luego te sale Clara Campoamor, quien se acaba marchando de la España republicana porque se convirtió en una selva de milicianos asesinos.

Y con los adolescentes pasa lo mismo. 

De cualquier forma, pensando sin progresismo, o sea, pensando... si le concedes a un chaval de 16 año el derecho a voto también tendrás que rebajar la edad penal a los 16, ¿verdad? Digo, porque hay menores de esa edad que cometen crímenes horrendos. ¿Tienes edad para votar y no tiene edad para delinquir? ¡Qué cosa más rara!