El exministro de Justicia del PSOE, Juan Carlos Campo, es un pícaro. Como miembro del Tribunal Constitucional (TC) acaba de declarar, solemnemente, que no participará en las deliberaciones del Tribunal Constitucional porque en su día otorgó el visto bueno a los indultos de Pedro Sanchez a los líderes del Procés pero aprovechó para asegurar, que indultos sí, pero una Ley de Amnistía no, porque es anticonstitucional.

Ahora, cuando el Supremo pregunta al Constitucional si la Ley de Amnistía de Sánchez atenta contra la Carta Magna asegura que no participará en las deliberaciones. Y se supone que eso le honra. Ahora bien... Campo torea de salón: sabe que su actitud no cambiará el dictamen del TC, controlado por el Sanchismo, bajo la égida del sinuoso Conde Pumpido, otro para quien no hay límites. 

Campo es un pícaro: respeta poco al prójimo pero aún siente algún respeto por sí mismo: por eso duró tan poco en el Gobierno

Es más, lo que debería hacer el ahora miembro del TC, Juan Carlos Campo es, precisamente, participar activamente en las deliberaciones y en la votación, enfrentarse a sus colegas filo-PSOE para ratificar lo que ya dijo: la Ley de Amnistía es inconstitucional.

Campo es un pícaro: respeta poco al prójimo pero aún siente algún respeto por sí mismo: por eso duró tan poco en el Gobierno. En el Ejecutivo sólo permanecen aquellos que no sólo son capaces de mentir a los demás sino que tratan de engañarse a sí mismos. No son gente alegre. Sanchez ha hecho una España respirable en la que no cabe ni tan siquiera la picardía.