Desde Juan Pablo II hasta 2021 no sé si las cosas van mejor o peor: pero sí están más claritas… para todos
Viernes 22 de Octubre día de San Juan Pablo II, el tercer Papado más largo de la historia. Hablamos de un polaco nacido en 1920 y muerto en 2005, Karol Wojtyla, que detuvo la Gran Tribulación, esa en la que ahora mismo nos encontramos. Más que detenerla, que a lo peor es imposible, la ralentizó.
Primero tumbó el comunismo soviético, la tiranía que esclavizó a la humanidad durante todo el siglo XX, con la sola fuerza de su palabra… y de la Santísima Virgen, que no en vano su lema papel era “todos tuyos”. Recuerden que la marca de los católicos más viriles es el amor a la Madre de Dios.
Su gran obra, el catecismo de 1992; su teología, la Misericordia de Dios que antecede al día de la justicia
Pero, sobre todo, Wojtyla cambió la historia porque aclaró la doctrina, aclaró la filosofía y aclaró el mundo. Desde su muerte, puede decirse aquello que expresó Chesterton, precisamente en su lecho de muerte: Ahora todo está claro entre la luz y la oscuridad y cada cual debe elegir”.
Es curioso, pero una de las notas distintivas de San Juan Pablo II es que no castigó a nadie pero enseñó a todos. Le encantaba mostrar el camino a seguir pero odiaba dar órdenes. Quienes le conocieron, aseguran que terminaba siempre sus parlamentos, sus direcciones espirituales y sus confesiones, con la siguiente frase: “Pero eres tú quien debe elegir”. Su sentido de la libertad humana, la libertad de los hijos de Dios, era increíble.
Aclarador del mundo: Wojtyla redactó el catecismo en vigor (1992), puso orden entre tanto desatino clerical y laical. ¿Detuvo la gran tribulación? Insisto: no, pero la ralentizó y sobre todo, sus 27 años de pontificado puede resumirse en que, a partir de 2005, cada palo debe aguantar su vela. No cabe alegar ignorancia.
No castigó a nadie pero enseñó a todos. Terminaba siempre con la misma frase: “… pero eres tú quien debe elegir”
Su gran obra fue el Catecismo de 1992, pero su telología fue la Fiesta de la Divina Misericordia, cundo canonizó a Santa Faustina Kowalska, en cuya festividad murió. El hombre con fama de polaco duro y de perfiles afilados, sabía que Dios es justo y misericordioso a un tiempo y que, como expresara Santa Faustina Kowalska, antes de que llegue la hora de la justicia aprovechemos la era de la misericordia. Con su lema, hoy conocido en todo el mundo: “Jesús, en Vos confío”.
Desde Juan Pablo II hasta 2021 no sé si las cosas van mejor o peor: pero sí están más claritas… para todos.