En el  PSOE lo han vuelto a hacer, durante la llamada transición democrática, ha habido socialistas que han robado al por mayor, porque pocas veces se ha cumplido tan a las claras aquella sentencia que dice que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. En 1979, para celebrar el centenario del Partido Socialista, sembraron España de carteles con el lema Cien años de honradez. Y como los españoles se lo creyeron, las socialistas volvieron a las andadas, porque desde el caso Filesa, el caso Flick, pasando por lo del caso Roldán, los EREs de Andalucía y acabando por la comparecencia ante el juez de anteayer para no declarar de Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, que ya veremos en qué acaba todo este espectáculo a costa del contribuyente de calles cortadas y policías por todo el entorno de la Plaza de Castilla como nunca habíamos visto, ha sido un continuo desmentido a la tan cacareada honradez.

Ahora bien, no hay casos de corrupción y robos más graves en toda la Historia Contemporánea de España como los cometidos por socialistas durante la Segunda República y la Guerra Civil, y eso que lo de Argüelles (1776-1844), El Divino, como le llamaban los siyos, el heraldo del liberalismo, en 1820 es de tamaño buque. Fue la misma cosa: tomar posesión tras el triunfo de Riego (1784-1823) y apropiarse de 720.000 reales -equivalente al sueldo de un catedrático de Universidad durante sesenta años-, que, según Argüelles, correspondían a los seis años que había estado separado de su cargo y sin cobrar desde 1814, fecha en que se implantó el absolutismo. Y naturalmente, siguiendo su ejemplo, lo mismo hicieron todos los ministros liberales.

Largo Caballero y Juan Negrín; dos grandes ladrones... del dinero público y del privado

Por otra parte, así se entiende el interés del Gobierno, mediante la ley de Memoria Democrática, en que no se conozca lo que sucedió durante la Guerra Civil. En artículos anteriores hemos contado algunos de los crímenes cometidos por socialistas. Incluso uno de ellos perpetrado en la misma Casa del Pueblo, como así se llamaban las sedes del PSOE, como fue el caso de las tres enfermeras de Puebla de Somiedo, a las que antes de asesinarlas por la mañana las expusieron durante toda la noche anterior en la Casa del Pueblo de esa localidad para que “el que quisiera pudiera hacer con ellas lo que mejor le pareciera”. Pero hoy no comentaremos asesinatos, porque vamos a dar algunos apuntes del asalto a los fondos del Estado y a las propiedades particulares, que desmienten lo de la honradez centenaria del PSOE.

A principios de septiembre de 1936, el socialista Largo Caballero (1869-1946) relevó en la jefatura del Gobierno a José Giral Pereira (1879-1962). El Lenin español nombró a otro socialista, Juan Negrín (1892-1956), ministro de Hacienda. La primera decisión que tomó Negrín fue la de sacar el oro del Banco de España, para colocarlo “en un lugar seguro”, según justificó. Y, por hacerle corta la lectura a la señora Remigia para que no se le pase el arroz, diré que Negrín trasladó diez mil cajas de madera con el oro del Banco de España a la estación de Mediodía y de ahí a Cartagena, de las que según Orlov (1895-1973), el enlace de Stalin (1878-1953) con el Gobierno español, 7.900 cajas fueron enviadas a Rusia. El resto acabaron en Francia. Cada caja pesaba unos 75 kilos. Así es que Negrín no colocó el oro del Banco de España en “un lugar seguro”, sino en dos.

Cajas

Traslado del oro del Banco de España en cajas de madera. Cada caja pesaba unos 75 kilos.

Tras el oro también salió la plata del patrimonio nacional. Y con la excusa de que en las cajas de seguridad que los particulares tenían en los bancos se guardaban armas y documentos que podían perjudicar al Gobierno, se reventaron miles de cajas de los bancos de la zona controlada por los rojos, donde se guardaban joyas y dinero. Y ¡Oh sorpresa!, no encontraron en ninguna de las que forzaron ni un minúsculo tirachinas. Pero todo lo que de valor había dentro de ellas, se lo llevaron.

El valor de lo que pudieron robar en las cajas de seguridad es imposible de calcular, porque ni siquiera son reales las cantidades o los efectos declarados por los titulares que alquilaron dichas cajas de seguridad, que siempre se hacían a la baja, con el objeto de pagar por el alquiler el menor precio posible. Todo esto añadido a las incautaciones y robos perpetrados en domicilios particulares sumaba una riqueza incalculable, tan fuera de control que Manuel Azaña, en sus Memorias políticas y de guerra, en la página 369 del tomo II escribió lo siguiente:

“El abandono de Madrid [el 6 de noviembre de 1936 el Gobierno se trasladó a Valencia y dejó Madrid a cargo de la Junta Delegada de Defensa, presidida por el general Miaja] fue tan precipitado que al posesionarse de cierto ministerio, un miembro de la Junta halló una caja llena de diamantes, producto de registros, incautaciones y secuestros. Nadie la custodiaba. No había ni inventario ni cuenta alguna. ‘Hubiera podido cogerse los diamantes a puñados’ dice Miaja’. En otra habitación gran número de objetos de oro y plata, en igual situación”.

Hasta el final de la guerra, los dirigentes socialistas esquilmaron al país

De todo lo que sacaron de España, lo que fue a Rusia todo se lo quedó Stalin, que bueno era este señor como para quitarle algo de su parte. Pero del resto se beneficiaron los dirigentes republicanos, y sobre todo los socialistas. Y todos esos recursos, que podían haber servido para auxiliar a los exiliados españoles no llegaron a todos, porque como los cerdos de la Granja de Orwell (1903-1950) “todos los exiliados son iguales, pero algunos más iguales que otros”. El escritor Ballester Olay publicó el dos de octubre de 1949 un artículo en el periódico de la CNT, titulado Los Aprovechados, en el que dio nombres y apellidos. Esto es lo que escribió:

“A las sumas que se citan en mi anterior artículo publicado en estas columnas con el título El eclipse de dos tesoros, cabe agregar las cantidades que fueron entregadas al Gobierno de la República, durante la mal llamada Guerra Civil, en concepto de donativos, incautaciones, requisas etc. que se elevaron a las cifras siguientes: en oro fueron pesetas 328.284.029,90 y en plata 71.377.309 pesetas. Renuncio a citar la cantidad entregada en billetes.

Cuando el gobierno Negrín tuvo la oportunidad vendió a una sociedad belga 150 toneladas de plata y envió varias remesas del mismo metal a los Estados Unidos, por lo que el capitalismo yanqui le pagó 245.000.000 de pesetas.

Como es sabido durante el periodo de 1936-39 el Gobierno Republicano sostuvo embajadas y consulados en diferentes países con sus correspondientes agregados comerciales, aunque a veces sirvieron a la llamada Junta de Burgos, como ocurrió durante varios meses con el embajador de París, hasta que fue sustituido por Luis Araquistáin. Además de esas representaciones diplomáticas envió dicho Gobierno una larga serie de comisiones de compras con la misión de adquirir material bélico donde lo hallasen, así como materias primas y alimentos

Al enviar esas comisiones de compras se tuvo más en cuenta el favoritismo hacia los familiares, amigos y correligionarios, que la competencia técnica de los que la integraban. Así también fue casi nulo el rendimiento que dieron la mayor parte de esas comisiones de lepóridos que rehuían la lucha.

Sin embargo, las idas y venidas de aquellos personajes y personajillos oficiales sirvieron de maravilla para extraer o exportar capitales y divisas de España y colocarlos bien seguros en los bancos extranjeros, a la disposición, no del Gobierno, sino de los particulares.

Es posible que estas verdades produzcan un regusto a sabor desagradable a los interesados, pero seguiré arrancando caretas sin contemplaciones, para que todo el pueblo hispano se entere de cómo proceden y procedieron los prohombres de aquella República, que aspiran a sustituir a Franco y a Falange, cuando alguien les haya sacado las castañas del fuego y servido en bandeja, con borrón y cuenta nueva.

Al terminar la guerra de España, los socialistas negrinistas Lamoneda, Huerta y otros se hallaban con suficiente capital para adquirir en 500.000 francos un barquito que los trasladó a las costas americanas, sin necesidad de hacer cola en el SERE [Servicio de  Evacuación de Refugiados Españoles]. Otros señores afectos al grupo de Indalecio Prieto lograron acumular bastantes millones que trasladaron a México en el yate Vita, millones que reclamó insistentemente Negrín a Prieto a través de la correspondencia que se cruzaron y que este último hizo pública. Y es sabido que Prieto se negó alegando que entregaría dicha suma a la Diputación o Comisión permanente, porque negaba legalidad al grupo Negrín. Con esos millones se alimentó la JARE [Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles], siguiendo en poder de Prieto.

A disposición de Olona se hallaban al terminar la guerra de España 475.439.721,60 francos en el Banesparco Eurobank Paribas y Dreyfus.

El primer resistente de la tercera serie, Álvaro de Albornoz, aún tuvo tiempo de colocar en el Chase Bank, a su nombre, 125.000.000 de francos.

Luis Araquistáin y Alberto Otero situaron bien repartidos en los cofres del Chase Bank, del Crédit Lyonnais, en  Banque de L’Europe, en Banque Comerciale, en Eurobank y Dreyfus la suma total de 851.000.000 de francos.

El veterinario leonés Félix Gordón Ordás y R. Méndez, para no ser menos, colocaron a su nombre en el Banco Midland de Londres y en el Eurobank de Méjico la friolera de 823.638.275, 84 francos, y además en unión con Luis Prieto -hijo de Don Inda- situaron en el Banco de Méjico la suma de 129.000.000 de francos.

Pedro Prat, P. Brea y R. Méndez situaron en el Eurobank, Union Parisienne, Crédit Lyonnais y Banque de Europe du Nord la cantidad de 150.000 francos.

Rafael Méndez Martínez colocó una partida de en el Crédit Lyonnais de París y otra, junto con Luis Prieto, en Nueva York, totalizando ambas la suma de 144.730.000 francos.

Fernando de los Ríos y R. Méndez situaron en el Banco Comercial de Washington la suma de 228.645.000 francos.

Gonzalo Zabala y E. Rodrigo disponían en el Eurobank de 20.000.000 de francos.

El periodista Daniel Fernández Shaw tenía situados en el Banco Midland de Londres y en el Eurobank 13.249.000,70 francos.

Juan Negrín situó en el Eurobank la suma de 370.000.000. ¿Y para qué seguir llenando más aun de cifras la cabeza del paciente lector?

Cuando en correspondencia priva privada -hecha pública luego- Prieto echó en cara de Negrín el abandono en que había dejado en los campos de refugio de Francia a centenares de miles de españoles exiliados, Negrín trató de escurrir el bulto alegando que “ni con la fortuna de Creso hubiera sido posible atenderlos”.

En resumen: los socialistas esquilmaron España

De manera semejante eludió la cuestión también cuando en 1945 recibió una comisión de la Liga de Mutilados, a la que prometió en la primera visita entregar 10.000.000 de francos, de los que no soltó ni cinco céntimos, acabando por negarse a recibir a dichos mutilados.

Algo más que la fortuna de Creso representaba el Tesoro español, puesto que en 1936 ocupaba España el tercer lugar mundial en cuanto a reservas de oro, suma solo superada por Inglaterra y Estados Unidos. Pero tenía demasiados saltadores de caminos de guante blanco como administradores de dicho Tesoro, y por eso se ha esfumado sin destinar nada en librar de la muerte a los millares de españoles que dejaron sus huesos en los hornos crematorios germanos, ni a las víctimas de la guerra de España, ni a la resistencia de los guerrilleros. Y después de la década trascurrida, este puñado de señores aprovechados nuevos multimillonarios, sigue indiferente a cuanto en España ocurre, a lo que no tienen deseo alguno de volver, quizás por temor de tener que rendir cuentas al pueblo por el abuso de confianza.

Por si lo dicho fuese poco, cabe preguntar: ¿Cuántos centenares de millones llevan gastados en su nula gestión los Gobiernos simbólicos que en París se han sucedido y los diputados perpetuos poseedores de doble nacionalidad? Algún día habremos de ocuparnos de esto”.

Javier Paredes

Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá