Fue una parodia blasfema creada por un activista del lobby gay con ganas de hacer daño, donde un grupo de horteras se burlaban de la institución de la Eucaristía recreando el cuadro de la Última Cena. Todo ello dentro de la ceremonia oficial. Las protestas han sido muchas y la hipócrita petición de disculpas de Anne Descamps, la organizadora jefa de los Olimpiadas 2024, supuso un re-ofensa a los católicos. 

Ahora bien, lo que sorprende es esto: ¿no hay un solo deportista cristiano que abandone los Juegos Olímpicos franceses tras la blasfemia de la inauguración? ¿A qué esperas Nadal? ¿A que te eliminen en toda las categorías?