Desde la victoria electoral de Donald Trump y, sobre todo, desde el nombramiento de Elon Musk para formar parte del equipo de la Casa Blanca, los voceros del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de lo políticamente correcto han intensificado sus ataques al dueño de X y a la propia red social.

En los últimos días, Bluesky se ha erigido como la alternativa a la malvada X, de la que se han marchado The Guardian y La Vanguardia, que el mismo día difundió lo del helicóptero de EFE. Por cierto, el director de la agencia, Miguel Ángel Oliver, aseguró que el error no trascendió a ningún cliente, sin embargo, más de un medio, como La Vanguardia, se hizo eco de la catástrofe que no fue. Cosas de progres, incapaces de admitir la verdad incluso cuando piden perdón.

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Pero vamos con Bluesky, creada en su día por Jack Dorsey, ex dueño de Twitter, y actualmente dirigida por Jay Graber. Eso dice la CEO de la red social: “Queremos crear algo que garantice que los usuarios tengan la libertad de moverse y los desarrolladores tenga la libertad de crear”.

Esto es lo que entiende Graber por libertad: un usuario escribió “sólo existen dos géneros” y Bluesky le bloqueó la cuenta. ¿Comprenden? La libertad, en este caso de expresión, no consiste en poder decir lo que piensa el usuario, sino en lo que permite decir Bluesky.

Y que conste que X, antes Twitter, también censura, aunque no según las consignas del NOM. Eso es lo que la izquierda progresista no tolera y lo que convierte a Bluesky en su alternativa preferida. En Bluesky no puedes decir cosas tan terribles como que sólo hay dos sexos: el masculino y el femenino. Eso es de fachas.