
Florentino Pérez no es inmoral, es amoral... lo que resulta muchísimo peor. Y, naturalmente, un amoral no podía sino cargarse el madridismo, que es una cosa muy seria, una especie de segunda bandera de España en el mundo.
El martes, el Arsenal goleaba al Real Madrid por 3-0 y más penoso que el resultado fue la impresión que produjo el equipo. No era impotencia era petulancia, la de unos futbolistas-estrellita, incapaces, no de vencer, sino de vencerse a sí mismos y a su propia egolatría.
Precisamente, en la competición que ha hecho grandes a los blancos: la copa de Europa, que en el mundo hortera del fútbol se conoce como ‘Champions’.
En el fútbol hay victorias y derrotas, pero yo diría que este partido semejaba el final de un proceso, con dos figuras destacadas como principales culpables: Vinicius y Mbappé.
Dos grandes futbolistas, quién lo duda, pero no dos grandes deportistas. El brasileño Vinicius se ha forjado en la cantera del Real Madrid. Sin embargo, no duda en montar unos numeritos de estrellita tonta y pedante. Tonta porque monta numeritos, pedante porque encima eleva sus numeritos a reivindicación, en nombre de la lucha contra el racismo.
Mbappé es un personaje tan ignorante como Vinicius, cuya vida privada no es, precisamente, un ejemplo para la infancia.
Ni el uno ni el otro resultan especialmente edificantes pero eso a don Florentino, ante todo un superviviente, le importa poco: vive y reina en un club del que no es propietario pero de cuya Presidencia sólo podrá echarle otro millonario, dados los avales que exigen la normativa interna, amén de los resortes con los que cuenta en cualquier proyecto electoral. Es decir, que Floro gobierna el Real Madrid, por unanimidad, que significa que manda uno: él.
Yo no le pido a Florentino que obtengan títulos, que además sí que los ha obtenido. Yo le pide a Pérez que mantenga el madridismo, lo cual implica mantener unos principios morales que no siempre tienen que coincidir con lo políticamente correcto. Últimamente, casi nunca coinciden.
La cosa debió comenzar cuando el Real Madrid retiró la cruz cristiana que corona su escudo porque así se lo exigió un país islámico que le ofreció un buen dinero para un contrato... con esa condición. Naturalmente, don Florentino, hombre de principios firmísimos, se apresuró a retirarla.