El 26 de junio de 1975, hace hoy 49 años, moría en Roma San Josemaría Escrivá, San Chema, fundador del Opus Dei, uno de los mejores escritores místicos contemporáneos, además de santo canonizado por la Iglesia. 

La entrevista del actual prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, en El Debate, me ha dejado un sabor agridulce, toda vez que el Papa Francisco ha obligado a modificar los Estatutos del Opus Dei y los cambios efectuados por la Obra han sido rechazados por el Vaticano. 

Lo plantearé en forma de preguntas: ¿Pretende parte del Vaticano aniquilar al Opus Dei? Por supuesto que sí. ¿Debe el Opus Dei defenderse del ataque de esa parte de la Curia? Por supuesto que sí, y con firmeza, si fuera necesario... y es necesario. ¿La crisis  del Opus Dei es culpa del Vaticano? Por supuesto que no. La culpa de la decadencia del Opus Dei es de la falta de santidad de algunos miembros, y hasta 'miembras', de la Obra, que se han mundanizado. Y una cosa es ser santos en medio del mundo y otra es mundanizar la conciencia.

Hay que refundar el Opus Dei, hay que volver a San Josémaría. Si Fernando Ocáriz, un buen hombre, no se siente capaz de hacerlo, debe pedir el relevo

La Obra ya no es la columna de la Iglesia... pero debe volver a serlo. Sí, es cierto que san Juan Pablo II "nos comprendía y nos quería, Benedicto XVI nos comprendía pero no nos quería, Francisco ni nos comprende ni nos quiere". De acuerdo pero la crisis es otra: la crisis es de falta de santidad en muchos miembros de la Obra, es decir, de falta de correspondencia a la gracia.

En el cuadragésimo noveno aniversario de la muerte de San Josemaría, camino del quincuagésimo, hay que refundar el Opus Dei, hay que volver a San Josemaría. Si Fernando Ocáriz, un buen hombre, no se siente capaz de hacerlo, debe pedir el relevo. Es cierto que los enemigos del Opus Dei en el Vaticano no quieren cambiar la Obra, lo que quieren es aniquilarla. Les molesta. Y porque, a pesar de ello, el problema del Opus Dei no es la rebaja de poder en el Vaticano, eso nunca lo ha sido, sino la rebaja de santidad de algunos miembros de la Obra. No es un problema jurídico, es un problema de correspondencia a la gracia.