Bienvenida la bofetada y bienvenida la barrera, aunque sea mínima, al morbo
Sí, la noticia de la entrega de los Premios Óscar ha consistido en la bofetada que Will Smith le propinó, en vivo y en directo, al presentador de la gala, Chris Rock, por comparar la alopecia que sufre la esposa de Smith, Jada Pinkett-Smith, con un personaje de ficción.
Pues yo creo que ha sido real. Y suelo ser de los que dicen que mucho de lo que hay en televisión es teatro. https://t.co/tFJh5b5q2L
— Vincent Vega 🕺 (@VincentVega677) March 28, 2022
No, no me gusta que se humille a alguien en público con una bofetada, a alguien aunque ese alguien sea un humorista que aprovecha la ironía para ridiculizar al prójimo.
Ahora bien, la bofetada de Will Smith era necesaria por al menos dos razones:
1.Detener el actual estado de cosas en el que el espectáculo todo lo justifica.
2.Demostrar que no toda la violencia es violencia física -como pretende el feminismo- y que la palabra y la pluma pueden ofender aún más que la espada.
En la entrega de las ceremonias de los Óscar pasó algo más: la gran favorita, El poder del Perro tuvo que ceder la medalla de oro a Coda, la historia de una familia de sordomudos en la que surge una chica amante de la música, "remake" de una anterior película francesa. O sea, una historia. Buena o mala, nos están contando una historia.
Y esto es bello e instructivo porque El poder del perro no es una historia: es un relato morboso, por supuesto con todos los tópicos -feminismo, homosexualismo- de la ideología de género y, por supuesto, indeciblemente amarga. Eso sí, a la directora, Jane Campion, le otorgaron el Óscar a la mejor dirección.
Dicen los entendidos que era para no premiar a Netflix, la plataforma que está dispuesta a acabar con las salas de cine. La verdad es que es un pestiño en toda regla. No me extraña que la decadencia de Estados Unidos coincida con la decadencia del cine y de las series (el antiguo teatro). No entro en su capacidad, lo que digo es que el cine clásico nos contaba historias -buenas o malas- mientras que el cine -y las series- actuales nos cuentan las neuras de sus directores y protagonistas, encima bajo la perspectiva de la ideología de género.
Así que bienvenida la bofetada y bienvenida la barrera, aunque sea mínima, al morbo. Y palabra que no pido que me cuenten buenas historias, pero tampoco sus neuras, que ya lidio yo con las mías: sólo pido que me cuenten historias. Ya juzgaré yo si merecen la pena.
Y hablando de juzgar, juzguen ustedes los siguientes memes del momento bofetada de Will Smith: