En Alemania, socialdemócratas -o sea, socialistas marxistas- y democristianos -o sea, cristianos de cuello para arriba, demócratas de cintura para abajo, con la franja intermedia, la del corazón, absolutamente vacía- están a un paso de firmar una nueva gran coalición, formada por la izquierda y la derecha clásicas y vaya usted a saber si también con la extrema izquierda también, sea verde -neocomunistas- o simplemente izquierda clásica.

Todo ello contra la pérfida ultraderecha que avanza en Europa. 

Como la ultraizquierda ya está en el sistema, y hace muchos gobiernos, por ejemplo en España, a través de la religión climática de los rojiverdes, y a través de la ultraizquierdapopulista, la misma de Podemos o Sumar, que cunde en toda Europa aunque cuela menos que la mencionada religión climática. 

En cualquier caso, tanto los verdes alemanes como la izquierda alemana del Die Linke, salida por cierto de su primo hermano la socialdemocracia, proviene del mismo tronco marxista.

Sí, marxista, porque estas fuerzas políticas nos remontan, no sin mucho esfuerzo, a la comunista Rosa Luxemburgo, a la que calificaría de leninista si no fuera sólo un año menor que Lenin (éste nació en 1870, aquélla en 1871). 

Volvamos a la ‘grossen coalition’ de donde, por cierto surgió lo de la ‘grossen chorradem’. Otra vez la Grossen coalition.

¿Y eso bueno o es malo? Para mí es malo, porque si las dos fuerzas ideológicas surgidas de la II Guerra Mundial -socialistas y democristianos- sobre todo los últimos, se confunden, ¿dónde queda el pluralismo, dónde la alternancia? ¿No estamos pervirtiendo la ‘democracia’?

Aún peor sería que izquierda y derecha pensaran lo mismo. El socialismo porque ha abandonado la justicia social y se ha centrado en el woke, la democracia cristiana porque ha abandonado sus principios cristianos, las raíces de Europa. 

En suma, ‘gran coalición’ en Alemania: el vacío ideológico llena Europa. Socialistas y democristianos se unen para evitar que llegue la extrema derecha... porque la extrema izquierda ya está en el gobierno en media Europa. De esta forma, dejan fuera esas raíces de Europa: los principios cristianos.