Artículo publicado en El País el martes 19 de septiembre: “Ni la ONU pretende destruir la familia ni prohibir el consumo de carne: el mar de bulos sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Ya en el subtítulo, la redactora aclara, por si alguien dudaba, que los culpables son los ultraderechistas que quieren “boicotear” la agenda progresista.

Según El País, admitir que el objetivo 5 (Igualdad de género) persigue destruir la familia, es un bulo de la extrema derecha y para justificarlo cita al expresidente brasileño Bolsonaro: “Tenemos una posición: estamos en contra del aborto, estamos en contra de la ideología de género, de la liberación de las drogas”, menciona el diario.

Pero, señores (y señoras) de El País: ¿Qué tienen que ver las declaraciones de Bolsonaro con los ODS? O, si lo prefieren, ¿por qué lo dicho por él es un bulo? ¿Acaso no está en contra del aborto, de la ideología de género y de la liberación de las drogas? Entonces, ¿dónde está el bulo?

En cualquier caso, sí, el objetivo 5 persigue, entre otras cosas, destruir la familia. Esto dice, textualmente, la meta 5.6, dentro del objetivo 5:

“Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos según lo acordado de conformidad con el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen”.

Para los poco familiarizados con el lenguaje utilizado por la ONU, aclararemos que cuando habla de “salud sexual reproductiva” y de “derechos reproductivos”, se está refiriendo al aborto. Y esto no lo decimos nosotros, sino la propia ONU. Y lo mismo que dice el objetivo 5, lo repite el objetivo 3 (Salud y Bienestar), en la meta 3.7, que hemos citado en innumerables ocasiones en Hispanidad.

En definitiva, los ODS sí buscan la destrucción de la familia, formada por un padre, una madre y los hijos. O va a resultar ahora que el aborto, o sea, matar al niño en el vientre de su madre, fomenta la familia. Eso sin hablar de la ideología de género (otra vez el objetivo 5), que, como sospecho, no sólo no fomenta la familia, sino que pretende destruirla desde dentro, enfrentando permanentemente a los esposos -varón y mujer- en lugar de buscar la entrega plena y desinteresada de ambos, por amor.

Para terminar, efectivamente, la ONU pretende un gobierno global y trabaja en ello desde hace décadas. No es una cuestión menor y tampoco sencilla, pero ha dado pasos muy importantes en los últimos años. Pero cuidado, porque no busca usurpando la soberanía nacional sino mediante el consenso, que es algo mucho más peligroso. Un ejemplo: las sanciones que ha aplicado Europa a Polonia y Hungría por no admitir el aborto ni la ideología de género. El pretexto es otro, naturalmente -la injerencia del gobierno en la Justicia-, pero la realidad es esa. Si no fuera así, Europa habría castigado a España mucho antes que a estos dos países, pero no lo ha hecho ni lo hará, a pesar del descaro con el que el gobierno Sánchez ha tomado el control del Tribunal Constitucional. ¿Por qué? Porque nuestro país, lamentablemente, es un alumno aventajado del Nuevo Orden Mundial (NOM) y acoge como nadie las directrices que vienen de la ONU.

¿Las críticas a los ODS y a la Agenda 2030 son bulos? No, son críticas legítimas y, además, muy necesarias, que merecen toda la atención del mundo. En cualquier caso, resulta sospechoso el afán por desprestigiar y atacar de una manera tan furibunda a los que no están de acuerdo y se oponen al pensamiento único. Progresismo en estado puro.