Recientemente se ha registrado en el Congreso una propuesta por parte de PSOE y la mayoría de sus aliados parlamentarios (Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria) para reformar el Reglamento del Congreso (en vigor desde 1982) con el objetivo de regular la renovación de las credenciales de los informadores que concede la Cámara e introducir un régimen sancionador para aplicarlo a las personas acreditadas que "perjudiquen la actividad de la institución" o "el trabajo de otros representantes de los medios de comunicación". En este grupo encajarían Vito Quiles, de Estado de Alarma TV y Bertrand Ndongo, de Periodista Digital.

De esta manera habrá sanciones para quienes incumplan estos puntos, estableciendo una categorización de infracciones leves, graves o muy graves. Estas tendrán sus correspondientes castigos, incluida la suspensión de las credenciales por un tiempo determinado o incluso su revocación definitiva.

Quedarán estipuladas como faltas graves la grabación de imágenes o audios sin la autorización de la Cámara o fuera de los espacios habilitados para ello; así como el acceso a espacios reservados, tales como despachos o zonas de reunión, sin la preceptiva autorización.

También se considerará grave la interrupción de ruedas de prensa y la publicación en medios y redes sociales de imágenes obtenidas en contra de la normativa aplicable.

Las infracciones graves se sancionarán con una suspensión de la credencial de entre diez días y tres meses; mientras que las muy graves, con entre tres y cinco años; o la pérdida del derecho a solicitar acreditación.

Dicha reforma promoverá sanciones a periodistas que, por ejemplo, persigan a políticos dentro del Congreso cuando ya les han dicho que no quieren contestar. 

El Partido Popular y Vox han declinado adherirse a esta propuesta. Sea como sea, los apoyos a la propuesta garantizan su mayoría absoluta en la tramitación parlamentaria.

Por lo que se entiende de la propuesta, esto lo decidiría un 'Consejo Consultivo de Comunicación Parlamentaria' y que estará formado por un miembro de cada grupo parlamentario y representantes de los colectivos profesionales en el ámbito de la información. "Entre los criterios para la renovación de credenciales se tendrá en cuenta, en todo caso, la existencia de anteriores vulneraciones de lo dispuesto en este artículo, así como de las directrices y acuerdos de la Mesa", se puede leer en el texto presentado este viernes.

Vito Quiles explica mejor que nadie qué es lo que está pasando:

Es la degeneración del periodismo. Censura a periodistas por parte de sus propios compañeros. Algo inimaginable y, sin embargo, cierto. Y, ojo, porque ni FAPE (Federación de Asociaciones de la Prensa de España), ni APM (Asociación de la Prensa de Madrid) han dicho esa boca es mía ante la humillación permanente al periodista Vito Quiles, al que están masacrando, no sólo los políticos del parlamento, PP incluido, sino también los compañeros. ¿Cuál es el pecado del 'pseudoperiodista' Vito Quiles, destacado en el Congreso de los Diputados? Que es valiente mientras sus compañeros son unos cobardes. 

Es más, en el caso de Bertrand Ndongo, la FAPE lo señaló, mientras defendía a Ana Pardo de Vera (Público): al parecer, Bertrand "actuó como agitador".

Y así, pasan los días y asistimos al silencio, o peor, la alineación, aún más ofensiva, de las asociaciones de la prensa con Moncloa: las FAPE, APM y compañía, ante el ataque de Pedro Sánchez a la prensa independiente de Internet, ya saben el "pseudoperiodismo" de la Red, callan y otorgan.

No olvidemos, además, que el Gobierno cuenta en esta repugnante campaña con un aliado poderoso: los grandes editores, los multimedia, tanto o más deseosos que La Moncloa por cargarse a la prensa independiente de Internet. Y las asociaciones de periodistas, -que no de editores, aunque lo parezcan- calladitas.

Esta es una pelea de Sánchez, en alianza con los grandes medios, contra los medios pequeños, es decir, contra la prensa independiente del Internet. Y en una batalla de estas características hablar de "los periodistas", en su totalidad manifiesta, que diría Forges, es de una hipocresía lamentable. Es lo que ha hecho la FAPE

En definitiva, mientras el poder trata de eliminar a toda la prensa que no figure en el oligopolio de la medios tradicionales -los grandes medios- en el más oscuro ataque a la libertad de prensa de todo el periodo democrático- los periodistas instalados se alían con el Sanchismo para acabar con esos medios. 

Sánchez quiere que no exista periodismo libre que le denuncie, salvo en las críticas, tasadas y regladas, perfectamente previsibles, de los grandes multimedia. Pero su intento totalitario tendría pocas garantía de éxito si no contara con el apoyo de los editores y de los periodistas instalados, esos que pretenden que nadie pueda ser considerado periodista salvo ellos mismos.

Los editores pretenden, además, que el pastel, se siga repartiendo entre unos pocos. Y encima, se encarga la persecución de bulos, entre los pequeños, naturalmente, a la socialista Cani Fernández, presidenta de la CNMC, experta en materia económica, no informativa, seguramente con el objetivo de que consagre el oligopolio de los grandes editores... en nombre de la libertad de prensa. ¡Toma ya!