Xi Jinping (China) y Muhammadu Buhari (Nigeria)
Dos notas de la Agencia Zenit dan cuenta de dos persecuciones que está sufriendo la Iglesia católica en el mundo: la primera en China, donde, a pesar del acuerdo entre Pekín y el Vaticano, los comunistas chinos continúan persiguiendo a obispos y sacerdotes y, encima, propiciando la Iglesia Patriótica china, ahora fundida con la iglesia de las catacumbas, fiel a Roma. Con una precisión: es la patriótica la que se ha comido a la iglesia católica leal, no al revés, mientras el Partido Comunista continúa persiguiendo a obispos y fieles fieles al Papa… y a la doctrina de Cristo.
No obstante, Francisco insiste en mantener el acuerdo, con la arriesgada apuesta por un cambio a futuro. Por otra parte, con el acuerdo entre Roma y Pekín no se ha conseguido la conversión de lo malo sino la perversión de lo bueno.
En Nigeria, el Gobierno mira hacia otro lado -entre otras cosas porque también es islamista- cuando terroristas musulmanes asesinan y secuestran a los católicos con total impunidad. Tanto la Iglesia de China como la de Nigeria se han convertido en dos iglesias mártires. Pero los gobiernos del Occidente cristiano callan ante estos crímenes: las víctimas son cristianas… lo mismo que ellos, aunque sea en calidad de renegados.