Habla el día al día, el de ayer al de hoy susurra: no te acuerdes del “ayer”, que ya pasó
Con un nacimiento
comienza cada día,
con una muerte acaba el día,
es como una vida,
en miniatura vivida.
Por el mundo nuestro paso,
habrá sido como un día,
al despuntar el sol nacemos,
morimos en el ocaso.
El hoy es lo único que disponemos.
Habla el día al día,
el de ayer al de hoy susurra:
no te acuerdes del “ayer”,
que ya pasó,
ni te preocupes del “mañana”,
¡no sabes si llegarás a ver el alba!
El ayer ha desaparecido,
con todas sus posibilidades,
y con todos sus peligros.
De él solo han quedado:
de pesar y dolor, motivos
por el bien que dejamos de hacer,
que no hicimos;
de gratitud, motivos
por las innumerables gracias,
beneficios y cuidados
que de unos y de otros recibimos.
El «mañana» está aún
por ser vivido.