El Ángel existe y le mira,
¿fue imaginación suya?
Si sus ojos vivos le miraron,
si en su alma penetraron,
algo tenía que decirle y dijo,
sin palabras que no necesitaba,
en su entendimiento sonaron;
¿a quien y qué, temía en la mortaja,
cuando un Ángel venía a buscarle,
y su bello rostro y voz le consolaban?.
No era el Ángel de la muerte,
era el de la Vida,
que en última travesía le acompañaba,
como acompañado le había,
en la vida ya vivida.
 
Su flamígera espada
del mundo había expulsado,
todo lo que del Amor
le hubiera apartado.
Mundo que ya es pasado,
alegrías, penas, ilusiones, fracasos,
camino ya andado,
donde  fatiga, cansancio,
se han quedado,
Va al encuentro de respuestas
a todas las preguntas,
que no son sino dos:
¿quién soy?, ¿a dónde voy?
 
Al Ángel miró, el Ángel le mira,
en sus ojos vivos, como de fuego,
las respuestas ve,
que en su corazón ya estaban
en el nacimiento.
Es un Hijo, que va hacía su Padre,
a su encuentro.
 

De poemario inédito: Ensueño