La proa de mi barca enfila,
cual flecha salida de la cuerda
del arco tenso, al pueblo que divisa
entre exuberante floresta,
a orillas del gran río de aguas tranquilas.
¡Que es lo que allí esperar puedo!
O encontrar lo que sin saber busco,
para mi corazón inquieto.
Es el río de la vida el que surco
sin darme cuenta, sin saberlo.
Hasta que pasado el tiempo,
recobrar lo ya vivido, en los recuerdos.

 

*De Entre dos mundos