El ridículo fue mundial, como titulara Hispanidad. Estoy de acuerdo con el catalán Salvador Sostres cuando afirma que España no se va a romper por el acuerdo entre PSOE y ERC para que Salvador Illa -amigo personal de Sostres- sea presidente de Cataluña. Tampoco por los numeritos de Puigdemont. 

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Sí, España no se va a romper y ERC salva la cara. Puchi a lo suyo, o sea, al chantaje permanente: España puede aguantar muchos chantajes y puedes castigar al chantajista. Es decir, no es por esa razón por la que la burla de Puchi, el jueves, resulta preocupante.

El problema de España no es Pedro Sánchez ni es Carlos Puigdemont. Eso es sólo la vergüenza de España. Los gobiernos no cambian la sociedad, no tienen poder para ello. La historia es la historia de la libertad que Dios ha concedido al hombre.

Cataluña aún está más descristianizada que España, que ya es decir, y el problema de abandonar a Cristo es que te quedas sin un porqué para vivir: un lío

No, lo grave es que el 23-J, nada  menos que 7,5 millones de españoles, cinco años ya en el poder, votaron a Pedro Sánchez, sólo algo menos que el ganador, Núñez Feijóo. 

Lo grave es que los catalanes sigan apoyando con entusiasmo a un cobarde huido de la justicia en el maletero de un coche (si fue en la asientos traseros me es igual). ¿Cómo puede alguien admirar a Carles Puigdemont? al menos Oriol Junqueras dio la cara y pasó por la cárcel. 

Y no va a ocurrir nada. Tampoco se va a romper el PSOE: hace tiempo que los jefes socialistas dejaron de creer en algo y han acabado por votar aquello que le dictan sus superiores, que de ellos depende su cargo y su sueldo.

"Lo que se mama en la cuna sólo se quita en la sepultura". Ahora bien, ¿qué mamó Pedro Sánchez en la cuna? ¿Y Puchi? Al parecer la mentira constante, adornada por la retórica de la media verdad, la de los viejos versos viejos:

Dijiste media verdad, 

la partiste por el eje, 

ahora es mejor que calles, 

porque mentirás dos veces.

La mentira tiene las patas cortas pero eso le es igual a don Pedro y a Don Carles, porque conoce otra verdad: los votantes no tenemos memoria y también sabe que no se vota a favor de alguien sino en contra de alguien o de algo.

El problema de fondo es muy sencillo: Cataluña aún está más descristianizada que España, que ya es decir, y el problema de abandonar a Cristo es que te quedas sin un porqué para vivir: un lío.