Sede de la Agencia Tributaria, en Madrid / Foto: Pablo Moreno
Entre las cuestiones que están negociando los separatistas catalanes y el gobierno Sánchez está la financiación singular de Cataluña, o también conocida como ‘cupo’ catalán. En resumen: que la Generalitat recaude todos los impuestos -actualmente recauda el 9%- para luego aportar una cantidad al Gobierno central para realizar inversiones conjuntas, y otra parte, esta sería voluntaria, para un fondo de solidaridad destinado al resto de comunidades autónomas.
Pues bien, además de ser una barbaridad, el ‘cupo’ catalán implica la creación de una Agencia Tributaria catalana, separada e independiente de la estatal, formada por funcionarios propios, independientes de la Hacienda estatal y con acceso a través de oposiciones propias.
En la Agencia Tributaria no se habla de otra cosa y los altos mandos, muchos de ellos socialistas, están que braman contra el Gobierno de Pedro Sánchez. La nueva Hacienda catalana les restará mucho poder y mucho personal, al menos mientras echa a andar y se convocan las primeras oposiciones.
Conviene tener en cuenta que Cataluña es, con algo más de ocho millones de habitantes, la segunda comunidad autónoma más poblada, sólo por detrás de Andalucía (8,6 millones). Además, según un informe de Fedea, Cataluña fue, junto a Madrid y Baleares, una de las tres únicas comunidades aportadoras netas al sistema de financiación autonómica, en 2022.
En definitiva, además de ser un disparate, la creación de una Agencia Tributaria catalana ha cabreado a los altos cargos de Hacienda, que podrían vender muy cara la escisión.