Primero se cargó al madrileño Juan Lobato, luego al aragonés Javier Lambán, luego al andaluz inane Juan Espadas y ahora al castellano Luis Tudanca. Les ha sustituido, respectivamente, por el ministro Óscar López, la ministra Pilar Alegría, la ministra María Jesús Montero y para Tudanca, como no le quedaban más ministros de la zona a mano, ha elegido al blasfemo alcalde de Soria, impresentable blasfemo, Carlos Martínez Mínguez (se ruega no hagan rimas fáciles con sus apellidos). 

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Y es que a don Pedro no quiere que le ocurra lo mismo que a su amigo Justin Trudeau, quien se vio obligado a dimitir por una rebelión interna de su partido. Y recuerden que Sánchez es especialista en la materia. el no dimitió del PSOE le echaron y a gritos.

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Pues bien, eso no le volverá a suceder. Para ser ministro en la España de hoy hay que ser muy sumiso al líder, para dirigir el PSOE en cualquier comunidad autónoma, lo mismo. Y si hay que cambiar a los que quieren pensar por sí mismos o tienen escasas tragaderas, pues se coloca a un ministro, que con su amplia agenda, podrá hacer tres cosas a un tiempo: ejerce de ministro, pelear en una campaña electoral por el poder autonómico... y jurarle fidelidad al 'number one', cada mañana, todos los días a todas horas.

Por cierto, ¿se puede ser viceprimer ministra, titulares de Hacienda, presidente, secretaria general del PSOE, secretaria general del PSOE andaluz y disputarle la Junta de Andalucía a Juan Manuel Moreno? ¡Por supuesto que sí, Marisu es mujer y puede hacer cinco cosas a la vez. A lo mejor alguna hasta la hace bien.