Todo lo que sean fiestas tradicionales a mi me mola. Encender hogueras y andar sobre las brasas con la señora a cuestas es muy divertido, en serio, como lo es saltar por encima del fuego. Solsticio de verano, la noche más corta del año para recibir a la luz y que sé yo cuántas horteradas más. 

Ahora bien, convertir la fiesta de San Juan en un canto a la vida y en un conjuro de la muerte, en la noche 'mágica' del año -que adjetivo tan cursi-  pues hombre, me parece un poco exagerado.  

La luz es un fenómeno físico y no purifica a los malos espíritus con el fuego. Hombre si son espíritus, el calor y el frío les importa tirando a poco. 

Tras el solsticio de verano viene el de invierno y cuando llegamos al solsticio de invierno lo convertimos, junto su preámbulo, el exaltamiento de la brujería en Halloween, cuando la luz se ensancha, lo convertimos en fiesta de fertilidad y damos cabida a los todas las barbaridades que caben el estúpido 31 de octubre.

Revive el paganismo pero, señores, el paganismo era la filosofía más deprimente de la historia. El pagano era un ser tan sediento de esperanza que se conformaba con el inclemente maniqueísmo del legionario romano

Pero volvamos al solsticio de verano, Fiesta de San Juan Evangelista. La Iglesia cristianizó solsticios y otras festividades paganas, el 24 de junio, dedicando, por ejemplo, a san Juan Bautista. 

En cualquier caso, tanta emoción con el solsticio de verano significa que revive el paganismo. Pero señores, el paganismo era la filosofía más deprimente de la historia. El pagano era un ser tan sediento de esperanza que se conformaba con el inclemente maniqueísmo del legionario romano: un dios bueno y un dios malo y, según todo buen maniqueo, hay que ayudar al Dios bueno a vencer al dios malo. En suma, hay que aplicar la ley de la fuerza. Mismamente, el de las legiones romanas.  

Lo que me preocupa es que antes se cristianizaban las costumbres paganas ahora se paganizan las fiestas cristianas. 

Solsticio de Verano: ¡qué pelmada!