Elecciones gubernamentales y legislativas en la antigua Formosa. que no es un país de risa. Son casi 20 millones de chinos y respetan las libertades públicas, no como el comunismo chino de Xi Jinping que, por no respetar, ni respeta ni tan siquiera la libertad del mercado capitalista. Aquello es un capitalismo de Estado y el gobierno chino actual, además de marxista, está compuesto por una panda de cabrones de mucho preocupar, con especial tendencia hacia la venenosa cristofobia. 

Pero decía que Taiwán no es un mero apéndice rebelde de China. Es más, es la esperanza de que la primera potencia -o segunda, como quieran- mundial, que está colonizando Occidente no incordie más de lo debido.

Y es que el partido anti-Pekín de Formosa, es decir el Partido Democrático Progresista, ha vuelto a ganar las elecciones y . Es decir, continuará la misma política de independencia frente a Beijing que ha protagonizado la presidente saliente, Tsai Ing-wen, quien se ha enfrentado al Gobierno chino con el apoyo de la flota norteamericana. 

Y mucho cuidado, amigo, que encima de China, ni muy lejos de Formosa, está el chiflado de Kim Jong-un, una marioneta de la civilizada China, dispuesto a lanzar un misil y comenzar al baile nuclear.

Además, si hay un escenario en que el China puede obtener su primera victoria militar sobre Estados Unidos ése es Taiwan. Lo tiene enfrente, mientras son muchas millas marinas lo que distancian a la isla de la costa californiana. Constantemente, los chulescos cazas chinos violan el espacio aéreo taiwanés o los prepotentes barcos chinos entran en las aguas jurisdicionales de la isla.   

Es decir, tras estas elecciones el venenoso Xi Jinping mantendrá o intensificará, su amenaza permanente de invasión. En Hispanidad creemos que la III Guerra Mundial ya ha comenzado aunque según los parámetros del Papa Francisco: guerra por trozos pero puede concebirse una conflagración paralela aún más mundial y letal: a gran escala. Pues bien, eso es lo que puede surgir de Taiwán con más fuerza que en Israel o en Ucrania.

Pero hay más: en Taiwán han perdido los prochinos -no marxistas de corazón pero de corazón miedoso- y han vencido los progres occidentales. Algo así como un enfrentamiento entre Lula de Silva y Pedro Sánchez, no mucho más. En definitiva, el progresismo de izquierda de Xi Jinping que asola China frente al progresismo de derechas que asola el Washington del senil degenerado (intelectualmente degenerado, naturalmente) Joe Biden. Ambos mandan ahora mismo pero están llamados a desaparecer porque ambos tratan de mezclar comunismo y capitalismo - dos aberracciones- y enfrentarse al Cristianismo. 

Es decir, que ninguno de los dos, ni Xi Jinping ni Biden, poseen consistencia, es decir, que ni el uno vencerá al otro ni el otro vencerá al uno: perderán los dos. Eso sí, cuidado con el que le pille en medio.