El inefable Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) convertida hoy en el espolón del Nuevo Orden Mudnial (NOM) ha dado un paso más en el proceso de imponer el aborto forzoso y global: promover el aborto es ponerse del lado de la ciencia.

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Que este merluzo dirija la Organización Mundial de la Salud, es decir, el organismo de la ONU más directamente relacionada con la medicina, con la química y con la ciencia en general, tiene narices. Pero ojo, además de merluzo es un peligroso globalista con mucha ganas de hacer daño. Por eso, no sólo la Iglesia, sino también los científicos, los médicos, etc. deben enfrentarse a él de forma directa. El silencio, ahora mismo, además de cobardía, es locura.  

Hemos llegado a un punto en que todo vale menos callar.