Lo del TC del socialista Cándido Conde-Pumpido es de nota
En junio se cumplirán dos años desde que la eutanasia es ley en España, en el primer aniversario de la legalización la ministra de Sanidad, Carolina Darias, hacía balance y aseguraba que la "emoción se palpa a flor de piel”. Sí, estaba hablando de matar al débil o al enfermo, resulta algo ligeramente repugnante.
Pues bien, la ley era recurrida en el Constitucional, ya se sabe quién manda en el Tribunal y por tanto esta semana se filtraba el borrador que se prepara. En unos días el TC debatirá el recurso que interpuso Vox y parece que la ponencia que está elaborando el magistrado Ramón Sáez apoyará la ley de Sánchez.
¡Qué sorpresa, ha sucedido igual que con el aborto! Por lo que se ha podido saber, el magistrado considera que el derecho a la vida, claramente recogido en el artículo 15 de nuestra Constitución, no es absoluto y por tanto la eutanasia quedaría dentro del derecho a la libertad personal y a la dignidad.
Han leído bien, la vida no es un derecho absoluto, se ve que es relativo. Es decir, que usted esté vivo no es una realidad absoluta, es relativo que usted respire y tenga pulso, vivir o no vivir, esa es la cuestión. Qué razón tenía Chesterton, “llegará el día en que será preciso desenvainar una espada para afirmar que el pasto es verde”.
El magistrado Ramón Sáez considera que el derecho a la vida, claramente recogido en el artículo 15 de nuestra Constitución, no es absoluto y por tanto la eutanasia quedaría dentro del derecho a la libertad personal y a la dignidad
Los únicos países donde está legalizada la eutanasia son: Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia, Australia y España. Nosotros hemos sido los últimos, por lo que podemos echar un vistazo a qué ocurre en nuestros colegas criminales del resto de países y adivinar cómo acabaremos.
Lo que hemos visto que ocurre en estas ‘democracias avanzadas’ es que se empieza permitiendo la eutanasia sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados sobre todo intelectuales. Son los que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos, sus familiares- sobre sus vidas.
En Bélgica la eutanasia está descontrolada, y parece que no tiene ningún límite. Al hecho de que se han multiplicado por más de 10 en 18 años, de 235 a 2.699 casos, lo que supone más de siete muertes al día, se suma que aproximadamente la mitad de las enfermeras afirman haber practicado eutanasias sin petición explícita del paciente. Va camino de convertirse en el primer país que permite la eutanasia en niños, sin requisito de edad. Además, cada vez se registran más casos en los que la eutanasia es a causa de cuestiones psiquiátricas, por ejemplo, por depresión.
El Gobierno canadiense de Justin Trudeau ha propuesto legalizar la eutanasia para los niños, las personas con enfermedades mentales y las personas con demencia que lo soliciten por adelantado.
Son solo dos ejemplos del plano inclinado o pendiente deslizante de la eutanasia, muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor,
Y una última cosa, la eutanasia es un homicidio: festejarla como un derecho simplemente es repugnante y decir que vivir es relativo simplemente es idiota.