El exministro de Transporte, exsecretario general del PSOE y hoy miembro del Grupo parlamentario socialista, José Luis Ábalos ha decidido no dimitir como diputado. De inmediato, el PSOE le ha suspendido de militancia. Eso sí, pasará al Grupo Mixto. Ábalos reta a su partido.

Relacionado

Se trata de apuntalar el cortafuegos, porque el caso Koldo salpica a la presidenta del Congreso Francina Armengol, al hombre más popular del PSOE hoy en día, al exministro de Sanidad, Salvador Illa, así como a los ministros Fernando Marlaska y Ángel Torres. O todos o ninguno. 

Y lo peor es que si el cortafuegos no funciona el problema no es de Ábalos, será del PSOE y de Pedro Sánchez, de quien, por cierto, Ábalos fue su hombre más próximo durante la pasada legislatura.  

"No voy a acabar mi carrera como un corrupto siendo inocente... tengo que defenderme a todos los niveles". Y se mire como se mire, seguro que tiene razón porque la corrupción política en España ha dejado de ser una cuestión moral para convertirse en un arma política. Cuando un caso conviene al mandamás se convierte en un caso histórico de corrupción. Cuando no procede se olvida en dos días.