Consejo de Ministros del martes 21. Eterna reforma de la moratoria concursal, con cargo a la reina de la pedantería, la titular de Justicia, Pilar Llop

Abencys lo resume muy bien (ver DOCUMENTO ADJUNTO): es una norma podemita, es decir que defiende más al deudor que al acreedor. Ya saben: el deudor siempre es proletario, el acreedor es un explotador. 

En resumen, una ley de quiebras, que de eso estamos hablando, debe caracterizarse por la rapidez. Cuanto menos burocracia, mejor. Lo peor de una ley concursal es que se eternice el concurso. 

Pero es que, encima, Llop nos vende como un mérito las ocho palabras que, según Ronald Reagan, más debe temer un ciudadano emprendedor: "Soy del Gobierno y he venido para ayudar". 

Pero en su pedantería suprema, Llop lo desconoce y entonces se empeña en salvar a las empresas en dificultades. Porque hay compañías, asegura la señora ministra, que pueden continuar y no continúan. Pues mire usted, señora Llop: quien debe decir si una empresa tiene viabilidad no es usted, es el propietario. Usted, como Estado, suprima burocracia. Háganos un favor: no ayude.

La otra protagonista del Consejo de Ministros ha sido la vicepresidente Teresa Ribera, que no es la reina de la pedantería pero sí la princesa. Nuevas prórrogas en reducción de impuestos para que la gente no se cabree aún más con lo del precio de la luz y tumbe al Gobierno. Aquí volvemos al equívoco: ¿Tiene la culpa el Gobierno de que el precio del gas se haya disparado en el mundo en cuestión de meses? No. Ahora bien, ¿ha colaborado el Gobierno en que el precio de la energía se dispare en el corto, y más en el medio, y más en el largo plazo, por formar parte del bloque ecologista más radical de Europa? Sí, y mucho, Ejemplo: cerrar los reactores nucleares no sube el precio de la luz de forma coyuntural pero lo subirá de forma estructural y para muchos años. Otra vez: lo verde siempre es caro.   

En resumen, Teresa Ribera ofrece un sostenella y no enmendalla, para decirnos que prorroga la bajada de impuestos. Ojo, no los baja, los suspende. Y, en cualquier caso, mientras se apueste por lo verde, la electricidad será más cara.