Consejo de Ministros del martes 5 de septiembre. Acuerdos propiamente dichos, ninguno. Bueno sí, el reparto retrasado del 0,7% del IRPF entre comunidades autónomas. Pero, eso sí, aunque el Gobierno ya sólo apruebe consignas en los consejos de ministros en funciones, las ruedas de prensa posteriores resultan de lo más apropiado para hacer propaganda. Más que nada porque, aunque los socialistas blasonen de que la candidatura de Feijóo es una pérdida de tiempo y de que en la semana del 17 de octubre Sánchez será investido presidente, lo cierto es que no las tienen todas consigo. Todo puede pasar, incluso que el rey Felipe VI, se comporte con gallardía e impida al ególatra de Pedro Sánchez formar un Gobierno de España ultra-Frankenstein, con todos los que pretenden destruir España. 

Relacionado

Horas antes había hablado Puchi, en Bruselas, trasmutado de cobarde en héroe, exigiendo amnistía, derecho a la autodeterminación y la unilateralidad, y que el Barça gane todas las ligas por decreto.

Relacionado

Horas antes, Felipe González les había recordado a los oyentes de Onda Cero que la amnistía no cabe en la Constitución y, sin citar, le lanzó una filípica a Pedro Sánchez muy superior, en fondo y forma, a la que le regalaron por la mañana, en su entrevista, los señores Alberto Núñez Feijóo -muy melodramático- y Santiago Abascal, parco en palabras y en ideas y aceptando de entrada la primacía del Partido Popular que, en materia de principios, se parece a Vox como un huevo a una castaña.

Es igual, con su proverbial retórica, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, solventó el asunto con la siguiente consigna, por dos veces repetida... hasta que te la aprendas, desgraciado: "Tenemos un instrumento que es el diálogo, un marco que es la Constitución, un objetivo que es la convivencia" y, según ella, todo eso ha funcionado porque en Cataluña, hoy, las cosas van de cine.  

Naturalmente, Marlaska, como jurista, no responde si una ley de amnistía cabe en la Constitución y Rodríguez, un genio no contestando... pues tampoco. Y la respuesta es simple: no, no cabe.

La verdad es que el paripé del Gobierno empieza a resultar un tanto molesto. Primero porque el acuerdo con Puigdemont ya está listo desde el 24 de julio ¿Que quieren amnistía? Pues haremos una norma a la que llamaremos 'Ley de normalización y de pacificación de Cataluña'. ¿Qué piden autodeterminación? 'Ley sobre el desarrollo de la España plurinacional'. El papel lo admite todo, en contabilidad y en política. Puchi podrá decir que todo eso lo ha conseguido él y Sánchez asegurará que él solito ha pacificado Cataluña. Objetivo final de la 'normalización': que Puchi pueda volver a Barcelona limpio de polvo y paja, como un señor respetable y se de una garbeo por Paseo de Gracia. ¿Y Sánchez? Cuatro años más de mandamás en Moncloa, naturalmente.

Y a todo esto, nos quedamos sin saber si la amnistía cabe en la Constitución. La verdad es que no entra ni con calzador pero si no responde a esa pregunta conseguiremos que Sánchez engañe a Puchi, Puchi engañe a Sánchez, ambos se sepan engañados pero consigan lo que querían... y a todos los demás se nos pondrá cara de tontos. La solución está en manos del Rey de España: que no nomine a Sánchez como presdiente. Por ejemplo, puede nominar a Felipe González.