Consejo de ministros atípico -si es que en este Gobierno hay algo típico-, pendiente de la negociación con un tal Carles Puigdemont, residente en Waterloo. De hecho, la previsión era que comparecieran, a partir de las 13:00 horas, además de la ministra portavoz, Pilar Alegría, los titulares de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, y de la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López.

Al final fue Pedro Sánchez, alias ‘el héroe de Paiporta’, quien compareció en Moncloa… a las 14:30 horas, para explicar el éxito cosechado y criticar la “estrategia dañina” de la “coalición negacionista” de PP y Vox. Un discurso muy original.

El caso es que, en lugar de 80 medidas, el nuevo decreto ‘sólo’ contiene 29. Las más mediáticas: la revalorización de las pensiones, la subida del SMI, las ayudas por la Dana y por el volcán de La Palma de hace tres años, las ayudas al trasporte público y la prórroga de la suspensión de los desahucios.

Junto a estas, se añade una nueva medida, aún por concretar: la creación de un sistema público de avales, gestionado por el Ministerio de Vivienda, para propietarios e inquilinos.

Sea como fuere, esta victoria de Sánchez no presupone, ni mucho menos, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2025. “Partido a partido”, respondió el presidente a la cuestión. Una cosa está clara: Puigdemont amenaza mucho, pero a la hora de la verdad, nada de nada. Su gran victoria ha sido lograr que Sánchez se someta a una cuestión de confianza, que depende del Consejo de Ministros. ¿Comprenden? El propio Sánchez ya ha adelantado que no ve necesaria la cuestión.

Tenemos Sánchez para rato. Al menos hasta 2027… ¿o será 2037?