El excura Gabilondo se venga de la Iglesia, ahora, derribando cruces
Parece que el Defensor del Pueblo, socialista y excura Ángel Gabilondo, se ha quedado sin nada que hacer tras presentar su informe sobre la pederastia clerical. Así que ahora ha decidido que va a seguir defendiendo al pueblo, esta vez, derribando cruces.
El asunto empieza en el Ayuntamiento de Elche (Alicante) con una queja presentada por el grupo municipal socialista. Ahora mismo el Consistorio está en manos de PP y Vox, pero antaño el mando lo tenía el PSOE y Compromís, que aprobaron un proyecto para derribar la cruz del Paseo de Germanías.
Con el cambio de Gobierno, el derribo no se produjo, y a los socialistas no les ha gustado y han acudido al Defensor de Pueblo. Así, Gabilondo ha corrido raudo y veloz porque la cruz es "un elemento contrario a la memoria democrática", ya que "no hay ningún elemento" que lo acredite como "símbolo de concordia" que avale la "resignificación" de la cruz.
"El monumento mantiene el significado atribuido con ocasión de su construcción en 1944 y no suscita el consenso social necesario que permitiría su permanencia en el espacio público". "El hecho de que el monumento no tenga ninguna inscripción no excluye de forma automática que tenga un significado contrario a la memoria democrática", o dicho de otra forma, lo que molesta es la cruz en sí misma.
Desde el Ayuntamiento ya han anunciado que están trabajando apra que no se produzca el derribo, asegurando que los técnicos municipales ultman un informe técnico y jurídico para contestar a Gabilondo: "se constata que la cruz no contiene ningún elemento ni vestigio franquista ni alusivo a la dictadura y que se mantiene únicamente como símbolo de concordia".
Y en la batalla contra la cruzfobia imperante en España, llega una buena noticia: el Tribunal Supremo da la razón a Abogados Cristianos y emite sentencia firme a favor de la reposición de la cruz de Betxí a su ubicación original. "Esta sentencia nos hace ver que sí se puede conseguir reponer cruces en España a pesar del odio radical que la izquierda radical tiene hacia nuestros símbolos religiosos”.