Pablo Casado, presidente del Partido Popular, anda desquiciado. Las elecciones de Castilla y León, que el PP ha ganado mientras el PSOE ha perdido, se han dado la vuelta contra Casado por mor de la propaganda sanchista pero, también, de la confusión en la que los barones regionales de la derecha, unidos al desgraciadísimo secretario general del PP, Teodoro García Egea, han sumido al líder de la oposición... en su propia casa. Y si algo le falta a Casado es la voluntad del líder.

Pablo Casado lidera el PP bajo vigilancia de sus subordinados y con mucho miedo -algo asimismo impropio de un líder- a que Díaz Ayuso le arrebate protagonismo... cuando lo que haría un líder seguro de sí mismo es justo lo contrario: promocionar a sus peones triunfadores, promocionar a Ayuso, quien ha sabido plantar cara el PP y la única dirigente pepera que se ha mostrado partidaria de un acuerdo con Vox en Castilla.

Miércoles 16: punto de no retorno: el presidente del PP malogró su carrera al no destacar el frentepopulismo sanchista: la coalición del PSOE con la extrema izquierda podemita y proetarra

Estado de la cuestión tras las regionales en Castilla del pasado domingo 13 de febrero: Alberto Núñez Feijóo, el derechista más progre de todos los progres que en el mundo han sido, chantajea sin rubor a su jefe de filas, Lo que dice Feijóo podríamos resumirlo así: Pablo Casado, si pactas con Vox en Castilla te disputaré el liderazgo en Génova.

Yo no le haría mucho caso, porque don Alberto es aún más cobardica que don Pablo y cuando ha tenido la oportunidad de dar el salto a Madrid, la última en las primarias pos-Mariano, no se atrevió a hacerlo. Pero Casado también es cobarde y teme sus amenazas.

Lo cierto es que Pablo Casado anda desquiciado: su complejo de inferioridad ante el caradura de Sánchez molesta hasta en la derecha progre de su propio partido. Y encima, se revuelve contra Díaz Ayuso.

Por partes. El miércoles 16 se alcanzó el siempre peligroso punto de no retorno: el presidente del PP malogró su carrera al no destacar el frentepopulismo sanchista: la coalición del PSOE con la extrema izquierda podemita y proetarra.

Cuando alguien es desleal consigo mismo acaba siéndolo con todos los demás. Por eso, surgió Ciudadanos, y por eso surgió Vox: por la traición de Aznar a los principios cristianos del PP

En otras palabras, que Sánchez le obligue a pedirle, que a cambio del pequeño favor de abstenerse en la coronación de Fernández Mañueco, deba romper con Vox para siempre y en todos las autonomías, y que Casado no le responda que él rompa con los comunistas de Podemos, con los que gobierna en toda España, y con el apoyo que le presentan separatistas y hasta proetarras de ultraizquierda... es como para mandar a freír monas a don Pablo Casado.

En el entretanto, Vox le está merendando la cena sin mover un dedo... a un PP acobardado ante las acusaciones de radicalismo. Y así, algunos ya hablan de la vuelta de Aznar para cambiar el rumbo. Al parecer olvidan que el pecado del PP se inició con Aznar, otro acomplejado ideológico que, ya antes de llegar al poder, en 1996, tachaba de los discursos que le preparaban sus colaboradores, por ejemplo, cualquier apelación al derecho a la vida.

Y créanme, el aborto es mucho más que aborto: cuando el PP, para que le llamaran fascista, aceptó como buena la muerte del más indefenso y más inocente de todos los seres humanos, el concebido y no nacido, empezó a ser infiel a sí mismo. Y cuando alguien es desleal consigo mismo acaba siéndolo con todos los demás, empezando por sus votantes. Por eso, surgió Ciudadanos, y por eso surgió Vox, por la traición del Aznar a los principios cristianos del Partido Popular.

Feijóo no pretende sustituir a Casado  porque tiene pavor al fracaso y sabe que no da la talla, pero para chantajear no se precisa mucho coraje. Él no gana, pero le queda el consuelo de que Casado tampoco.