
Pedro Sánchez ha conseguido su nueva infamia. No se atreve a dinamitar el Valle de los Caídos como le piden los suyos pero ha conseguido que el Vaticano cese a Santiago Cantera, el prior de la abadía benedictina que cuida del monumento y de su espíritu.
Con el Papa Francisco en el hospital, el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, han decidido 'tranquilizar' al Gobierno Sanchez, cuyo interlocutor era Félix Bolaños, uno de nuestros peores ciudadanos, y ordenar el cese de Santiago Cantera.
Recuerden que el capítulo benedictino de Cuelgamuros depende de la abadía francesa de Solesmes, que siempre ha defendido a Santiago Cantera... pero tiene que obedecer órdenes. Y recuerden que Cantera siempre ha dicho que él sólo se iría si el Vaticano, no Moncloa, así se lo ordena. El Vaticano, y José Cobo, el que decía que no aceptaba que se violentaran recintos sacros, se lo ordenan ahora, aunque por conducto interpuesto. Es la primera cesión del Vaticano y de Cobo ante la cristofobia de Moncloa.
Esperemos que la siguiente no sea que la congregación benedictina de Cuelgamuros abandone el Valle... que será lo que ahora intente el Gobierno. Si lo hiciera, no haría falta derribar la cruz del Valle: todo el lugar sagrado sería profanado de hecho en lo que los socialistas llaman la "re-significación" -joé con el nombrecito- del Valle. ¿Se entera usted, monseñor don Pietro Parolin? ¿Se entera usted, monseñor don José Cobo?
Por cierto, es el momento para aclarar otra calumnia surgida desde el Gobierno en el sentido de que Cantera es reprobado por otros monjes del Valle: mentira. Los monjes respaldan a Cantera y al abad, el padre Anselmo, que acaba de cumplir 75 años como sacerdote... a quien siempre olvidamos y nunca deberíamos olvidar si queremos conocer lo que ocurre en el Valle, porque el ritmo y los modos de Dios no son los de los hombres. En cualquier caso, una mentira más del Sanchismo, embuste en el que han colaborado no pocos católicos idiotas.
Cantera, presentado por el Gobierno como un cura fascista, ha sabido mantener el Valle como aquello para lo que fue creado: un lugar de concordia donde descansan muertos de ambos bancos de la guerra civil de 1936-1939.
Ahora bien, Rodríguez Zapatero revitalizó el guerracivilismo, que había sido enterrado por los españoles y, con su habitual nobleza, Pedro Sánchez recogió el testigo deZP y se empeñó en profanar un camposanto para, ojo al dato, ¡luchar contra el odio! Y así, por el mismo precio, pasar a la historia como el valiente que exhumó un cadáver enterrado 45 años atrás: por fin, el 'Héroe de Paiporta' había vencido a Franco, lo que se conoce como pisarle el rabo al león después de muerto. O también: a moro muerto gran lanzada.
Por contra, Cantera se dedicó a encomendar a los muertos de ambos bandos y a mantener el valle como un lugar de reconciliación de los españoles. Buen propósito.
Más: durante las últimas semanas, los medios sanchistas, que siempre preludian lo que el Gobierno va a a imponer de forma coercitiva, con el BOE en la mano, hablaba, otra vez, con sospechosa insistencia, de "dinamitar" la cruz del Valle de los Caídos. Insisto: no estamos luchando contra la izquierda, ni contra el progresismo, estamos luchando contra la cristofobia. Dicho de otra forma: lo que no soporta el Sanchismo del Valle es la cruz de Cristo, la cruz más grande del mundo. Pero dinamitarla, como piden sus más exaltados seguidores, supondría hacer visible ese odio a Cristo y a los cristianos.
Además, los ingenieros aseguran que dinamitar tan enorme cruz no resulta sencillo. Así que Moncloa, se conforma, por el momento, con forzar al Vaticano a humillar a Cantera, el monje que tanto se les ha resistido. No pueden cargarse la cruz pero si cargarse al prior. Algo es algo.

Una victoria pírrica, la batalla continúa. Ahora bien, si monseñor Parolin y monseñor Cobo creen que, de este modo, el Gobierno moderará sus ímpetus anticlericales... es que el número dos del Vaticano y el arzobispo del Madrid son más ingenuos de lo que yo pensaba. ¿Acaso han olvidado las palabras que Graham Greene pone en boca de uno de sus personajes, ateo militante: "Te odio, Dios, te odio como si existieras"?