El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso echó abajo la creación de una ley, propuesta por Más Madrid y apoyada por el PSOE, para la localización, identificación y recuperación de las personas desaparecidas durante la Guerra Civil y la dictadura en la Comunidad de Madrid.
La norma hubiera obligado a la CAM a financiar las exhumaciones y a promover, con dinero públlico, actividades educativas y de difusión, además de campañas de sensibilización sobre la recuperación y dignificación de las víctimas.
En paralelo, el Gobierno quiso obligar a Ayuso a colocar una placa en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, actual sede del ejecutivo madrileño, que recuerde su pasado franquista. El Gobierno central inició los trámites para declarar al edificio Lugar de Memoria. Pero Ayuso se negó apelando a cuestiones como “la neutralidad, el respeto a la historia o a la imagen institucional”.
Es más, a finales de año, la Asamblea aprobó una enmienda que obliga a que cualquier placa o distintivo que se quiera instalar requeriría "la previa autorización" de la Comunidad de Madrid, que no autorizará la colocación si ésta puede "perjudicar o generar confusión sobre la Real Casa de Correos como sede de la Presidencia".
Ante la negativa de Ayuso, ayer martes el Consejo de Ministros acordó llevar a Ayuso ante el Tribunal Constitucional. En resumen, la presidenta madrileña apuesta por la reconcilación y no seguir con esta guerra absurda que el Gobierno ha emprendido para trasladar el foco de atención y volver a enfrentar a los españoles. Pero como cualquier excusa es buena para cargar contra la 'popular' pues Sánchez recurre al Constitucional, ¿y de quién depende el Constitucional? Pues Conde-Pumpido, un hombre que vale para todo, ¡al rescate!
Y ojo, lanzamos una propuesta: placas colocadas en localizaciones de Lugar de Memoria, por ejemplo en el convento de las salesas de la madrileña calle Santa Engracia, donde los amables milicianos asesinaron a seis monjas. O en la cárcel madrileña de San Antón, donde en 1936 fue torturado el joven Álvaro del Portillo, que luego sería prelado del Opus Dei. O en Paracuellos. También puede ponerse en la sede del ABC de Serrano, o en las cientos de iglesias, lugares de culto e instituciones religiosas que tuvieron a bien quemar. De esta forma llenaríamos Madrid y todos podríamos aprender Memoria Histórica, pero de verdad, no sesgada a un bando.
Somos un poco escépticos en Hispanidad con que esta propuesta vaya a salir adelante, por lo que mientras tanto pueden informarse leyendo al colaborador Javier Paredes, en su seccióon La Resistencia pueden encontrar numerosos artículos que relatan los asesinatos que cometieron los socialistas, los comunistas y los anarquistas, alentados por los masones, durante la Guerra Civil.