No son labriegos, son fascistas
Segunda jornada de protestas del campo español, menos salvajes, mucho más moderadas, ojo, y más justificadas que las francesas... y más reprimidas por la policía española que las francesas. Somos así de tontos.
¿Cuál ha sido la reacción del Gobierno de Pedro Sánchez? De entrada, entrevista del presidente con el medio amigo La Sexta: el Gobierno se pone al servicio de la gente del campo, asegura el presidente del Gobierno. A renglón seguido, lanza a su perro de presa, el tal Fernando Grande-Marlaska a golpear a los campesinos.
Sí, el Ejecutivo trata a los agricultores como si fueran ultraderechistas.
Y todo ello inserto en una brutal campaña de propaganda miserable, con ese grandísimo caradura que es Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras, quien, como no pinta nada en el mundo agrícola, ni tan siquiera a través de la COAG, los que protestan son empresarios, patronos miserables. ¡Hay que tener cuajo, don Unai!
Con todo, lo mejor de las protestas es que el mundo campesino está aclarando sus ideas. Sí, les han mantenido engañados durante años con la PAC ahora se dan cuenta de en qué jaula se han metido.
El presidente histórico de ASAJA, Pedro Barato nos lo explicaba así ya años atrás: De mi finca salían antes 100 camiones. Ahora salen 50 pero ingreso lo mismo. Eso es la PAC: reduce tu producción y yo te compensaré con subvenciones públicas. Naturalmente, eso cuesta más del 40% del presupuesto comunitario total y ha llegado el momento, alentado por las políticas verdes de que, ahora que has dejado de cosechar, te reduzca las subvenciones con las que te compensaba y te aumente impuestos y costes, sobre todo de energía... que también ha subido de precio por mor de las muy ecologistas políticas europeas.
Por eso digo que lo bueno de estas protestas es que el campo está clarando ideas: ahora muchos labriegos saben que es el ecologismo, sí, el de Teresa Ribera y Pedro Sánchez. Bueno, hay dos enemigos: la histórica política agraria común (PAC) y la actualísima Agenda 2030: produce menos en beneficio del planeta y yo te permitiré subsistir como un vago, dándote un paguita pública.
En el entretanto, el espantajo ultra le continúa funcionando a Sánchez: ¿También los campesinos son de ultraderecha? También. Como los que rezan el Rosario en Ferraz: nazis de toda la vida.
Y sí: lo mejor es que el campo empieza a aclarar ideas, lo peor es que el precitado ministro Marlaska ha conseguido transformar a la Policía y a la Guardia Civil en el Ejército privado, en la partida de la porra del Gobierno. Todo aquel que se oponga al Ejecutivo será golpeado y gaseado. Esto vale para los afiliados a Vox y no se engañen, pronto empezará a servir para los del PP, en cuanto Feijóo empiece a hacer oposición de verdad. Pero con la misma fruición se ensaña la policía contra los viejecitos que protestan en Ferraz o, ahora contra los agricultores. Todos son ultras y hay que tratarlos, democráticamente, a golpes.
Y justo por todo esto es por lo que hay que salir a la calle, a oponerse a Marlaska y a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, convertidas en la partida de la porra del Sanchismo.
Mientras, en el Congreso, Pedro Sánchez rechaza anti-europeísmos. Es decir, que nadie se atreva a oponerse a la eurocracia bruselina, de la que él forma parte. Si protestas contra la PAC y contra la Agenda 2030, si protestas contra las directrices de Bruselas que han llevado a Europa a la ruina y la insignificancia mundial, además de demostrar tu fascismo inequívoco, no sólo te estás oponiendo a Sánchez sino a Europa.
¡Un ultra, eso es lo que eres! Los antidisturbios se encargarán de llamarte al orden... democráticamente.
Sí, el espantajo ultra le continúa funcionando al amigo Pedro.