Feliz cumpleaños, Felipe; feliz cumpleaños, Pedro
En estos días de primeros de junio se cumplen diez años desde la abdicación de Juan Carlos I como Rey de España (2 de junio) y de la toma de posesión de Felipe VI, el 19 de junio de ese mismo año de 2014.
Al mismo tiempo, se cumplen 6 años desde la entrada de Pedro Sánchez en Moncloa, el 1 de junio de 2018, tras una moción de censura, instrumento ahora pretendido por Núñez Feijóo, pero, sin duda, instrumento menos legítimo que unas elecciones generales. Porque en una moción el poder ya no depende del pueblo sino de los partidos políticos, de los escaños, no de los votos. Encima, Sánchez llegó al poder apoyado por un Frente Popular de ultra izquierda, muy similar al de 1936 sólo que peor, porque en aquel año no había filoterroristas.
Sánchez es culpable del guerracivilismo creciente por acción, el monarca por omisión... y por miedo
Es el mismo Frente Popular que aún rige hoy, compuesto por los socialistas del PSOE, los comunistas de Podemos, los separatistas vascos, catalanes y gallegos, y hasta los proetarras de Bildu.
A partir de ahí comienza la era Sánchez, que ha sido la era de una traición, consistente en gobernar España con los enemigos de España.
Aunque en marzo el significado era otro, los romanos celebraban los idus -días de buenos augurios- el 13 de cada mes. Esos idus de junio de 2024 me temo que pueden ser sonados. En cualquier caso, este mes se cumplen dos aniversarios y en el caso del Reinado de Felipe VI, aniversario con número redondo: una década. Y esta vez, los augurios no son buenos.
Para entender la España irrespirable de Sánchez conviene recordar que hablamos de un peón del Nuevo Orden Mundial (NOM) una hidra de varias cabezas, una de las cuales, es el Grupo de Puebla
Veamos: seis años de Sánchez en Moncloa y 10 años de Felipe en Zarzuela: España vive en enfrentamiento civil. No en guerra civil, porque el principal problema de la España de 2024 no es que nos vayamos a liar a guantazos sino algo muchísimo peor: no estamos dispuestos a dar la vida por nada ni por nadie... que es lo que ocurría en 1936. Los unos por la revolución, cargada de odio, los otros por Cristo. El español de hoy no arriesga su vida, ni sus convicciones, ni su cartera, por ningún principio, ideal o incluso ideología. De otro modo, sí que estaríamos a guantazos. Sánchez ha sido una cizaña par los españoles.
Por tanto, no hay guerra civil, aunque todo puede arreglarse, oiga. Hay enfrentamiento civil, oculto bajo el cursilísimo vocablo de polarización.
Por su parte, Felipe VI lleva una década como rey oculto, una historia de continuas cesiones que le han condenado a la irrelevancia. Sobre todo, desde la llegada a La Moncloa de don Pedro. El monarca tiene ahora otra oportunidad de recuperar el Trono: no firmar la ley de Amnistía. Siento decir que no creo que se atreva a enfrentarse al Gobierno.
El Reinado de Felipe VI quedará marcado por el trato otorgado a su padre, Juan Carlos I. Con su abdicación de hace una década, pasamos del "sinvergüenza auténtico al auténtico sinvergüenza". Y encima Felipe VI, rinde pleitesía a los Bilderberg
En resumen, Sánchez es culpable del guerracivilismo creciente por acción, el monarca por omisión... y por miedo. Como si la retirada permanente calmara al enemigo: lo único que hace es envalentonarle.
Para entender la España irrespirable que ha forajdo don Pedro Sánchez conviene recordar que hablamos de un peón del Nuevo Orden Mundial (NOM), una hidra de varias cabezas, una de las cuales es el Grupo de Puebla, al que tanto alude ahora Abascal. Y bajo sus muy diversas formas, el Nuevo Orden Mundial (NOM) a quien en Moncloa obedecen y siguen, sumisos, sólo tiene un enemigo: el cristianismo. Con esta regla suprema es como hay que entender toda la política del Sanchismo, hasta la presuntamente más neutral: se trata de pura cristofobia.
Volcamos al segundo aniversario, el de La Zarzuela. El Reinado de Felipe VI quedará marcado, además de por su cobardía frente al Sanchismo, por el trato otorgado a su padre, Juan Carlos I, exiliado en Dubai para vergüenza de su hijo Felipe.
Recuerden que, con la abdicación de Juan Carlos I, hace ahora una década, pasamos del sinvergüenza auténtico al auténtico sinvergüenza, del golfo que nos ocupa al cobarde que nos preocupa.
Y encima Felipe VI se entrevista en secreto con los Bilderberg, una pieza más del Nuevo Orden Mundial (NOM). A ver si va a resultar que Felipe de Borbón y Pedro Sánchez están más alineados de lo que parece.
¡Pues menudos idus de junio de 2024! ¡Qué pasen pronto!